Publicada el 12/06/2018
Hoy os quiero hablar del 'sabelotodismo' popular. Ya me he quejado en anteriores entradas de 'los espantaembarazadas' , 'cuñadísimos' y demás 'aconsejadores' gratuitos. De cómo llevar un infante crea el ambiente propicio para la total desinhibición de curiosos, para confidencias y conferencias más o menos espesas -que no densas-.
Vivo acomplejada ante tamaña sabiduría, vivo aterrada ante la posibilidad de que me pregunten, de tener razón en algo y sentar precedente para que me sigan preguntando.Pues bien, os diré que fruto de mi reciente apertura al diálogo, he llegado a la conclusión de que no sé nada. Y me empiezo a replantear si la gente sabe de todo o simplemente tienen la imperiosa necesidad de 'pegarte la chapa', y para ello evolucionan con la actualidad (léase los analistas políticos que ahora -vistas al mundial- se estarán documentando para mutar en comentaristas deportivos).
Estas personas - a las que a partir de ahora me referiré como 'expertólogos'- lo saben absolutamente todo -de cualquier tema- y no dudarán en cerrarte la boca con apabullanes argumentos improvisados sobre la marcha, dando la vuelta por completo a su tesis o con el ya mítico "calla, que tú no tienes ni puta idea".
Vais teniendo en mente a alguien que se ajusta a la descripción, ¿verdad?. Todos hemos tenido que interactuar -en mayor o menor medida- con alguno de estos seres, y nos ha torrado la cabeza divagando sobre mecánica cuántica, poesía grecolatina... O lo que se tercie.
Y es que estos 'expertólogos' llevan en lo más profundo de su ser un ente presto al 'sabelotodismo' (una especie de 'policatedrático', una eminencia suprema de sabiduría irrefutable) incapaz de permanecer callado. Que te brindará una opinión tan 'pseudorigurosa' como gratuíta cuando menos te lo esperas. Así, en plena calle, en el parque, o por antonomasia en el hábitat por excelencia de los 'expertólogos'... Un bar.
Y es que estos 'expertólogos' llevan en lo más profundo de su ser un ente presto al 'sabelotodismo' incapaz de permanecer callado. Haz click para twittearDa igual que pretenda darte lecciones sobre tu campo -tanto si eres novel o un reputado especialista- él sabe más. Y tu opinión será rebatida hasta la extenuación. Para el 'expertólogo' interior de estas personas (porteros, vecinas, taxistas, madres del parque o reponedores del carrefour -se dan en cualquier ámbito laboral-) tú no tienes ni idea, y no te queda otra que callar, asentir y dejar la mirada perdida mientras fantaseas con las mil y una forma de asesinar al 'expertólogo', incluso, planeas minuciosamente cómo deshacerte del cadáver.
Y por hoy ya lo voy a ir dejando, porque mi 'Pepito grillo expertólogo' se está viniendo arriba. No sin antes ofreceros mi 'superconsejito' del día: "Si se te acerca uno de estos seres, por tu salud mental, hazte el muerto"