De familias modelo a modelos de familia

Publicado el 05 junio 2014 por El Baúl De La Psique @bauldelapsique

Con el paso de los años han ido apareciendo nuevos modelos de familia. Además de la llamada “familia convencional, tradicional o biparental” existe la familia adoptiva, la acogedora, la monoparental tras el divorcio, la monoparental de progenitores solteros, la familia reconstituida (con madrastras, padrastros, hermanastros/as…) y la homoparental.

Según Palacios y Rodrigo (1998) una familia es una “unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia que se desea duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia”. Por lo tanto, la familia no se define por su estructura o composición, sino por las funciones que cumple y las relaciones que se establecen en su interior.

Pero como indica el título, la evolución de la noción de familia ha sido de la “familia modelo” a los “modelos de familia”. En consonancia con esto, quiero abordar dos cuestiones. La primera es si puede esto afectar negativamente a los niños/as. Según indican distintos estudios, los niños/as pueden desarrollarse bien en distintos contextos familiares ya que lo que los niños/as necesitan para desarrollarse adecuadamente no va en función del tipo de familia sino en función de la calidad de la vida familiar (Golombok, 2000; Silverstein y Auerbach, 1999). Y la segunda es si el modelo familiar convencional es con el que debemos comparar al resto de modelos familiares. La respuesta es no debido a que existen elementos característicos de la familia convencional que son discutibles en cuanto a su capacidad para promover el mejor desarrollo. Es decir, al igual que otros modelos familiares, cuenta con inconvenientes. Así que podemos concluir que todos los tipos de familia tienen sus ventajas e inconvenientes. Algunos ejemplos de estas ventajas e inconvenientes son:

Las familias monoparentales tras el divorcio tienen la ventaja de que sólo existe una línea de autoridad, lo que simplifica el proceso de toma de decisiones. Un solo progenitor combina las funciones de dar cariño e impartir disciplina, de modo que los niños aprenden modelos de personas más prácticas y eficaces. También existe una mayor responsabilidad por parte de todos en contribuir a la armonía familiar y las tareas. Algunos inconvenientes son los posibles conflictos entre los ex-cónyuges, la posible pérdida de relación con uno de los progenitores, la sobrecarga parental y una excesiva responsabilidad para los hijos/as (parentificación).

Las familias reconstituidas tienen la ventaja de que se amplía el espectro de modelos, figuras afectivas y de apego. Además existe un enriquecimiento en cuanto a experiencias y relaciones y una mayor flexibilidad y tolerancia entre sus miembros. Los inconvenientes se fundamentan en que los roles de las nuevas figuras son indefinidos, se puede descuidar la relación de pareja debido al complejo núcleo familiar y existe una dificultad para crear una nueva dinámica familiar.

Las familias homoparentales cuentan con algunas ventajas como que la parentalidad es más reflexionada y madurada, son parejas muy igualitarias y con roles de género muy flexibles, se promociona la tolerancia como un valor educativo y la orientación sexual de los que crecen en ella es más meditada y más libre. Los inconvenientes son debidos a las dificultades en la integración de la identidad homosexual de los padres o madres, el posible rechazo social por homofobia, la percepción de excepcionalidad y falta de referentes y ausencia de legitimidad en algunas sociedades.

Por lo tanto y a modo de conclusión, ¿cómo debemos contemplar la diversidad familiar? Al igual que contemplamos la diversidad biológica como un signo de salud y riqueza del ecosistema, la diversidad familiar es un indicador de salud y enriquecimiento social.

Nuestros datos (…) nos han convencido de que ni una madre ni un padre son esenciales (…) Una amplia variedad de estructuras familiares puede sostener resultados infantiles positivos. Hemos concluido que niños y niñas necesitan al menos una persona responsable, un cuidador o cuidadora adulto que tenga un vínculo emocional positivo con ellos y con quien tengan una relación consistente (…) La estabilidad del vínculo emocional y la predictibilidad de las relaciones de cuidado son variables significativas que predicen el ajuste infantil positivo”. (Silverstein, L.B. y Auerbach, C.F. (1999). Deconstructing the Essential Father. American Psychologist, 54, (6), 397-398.)

Laura Sánchez

Bibliografía

Moreno, M.C., González, M.M., Jiménez, J. & León, E. (2012) [Power Point]. Universidad de Sevilla: Grado en Psicología.