De fantasmas buenos

Por Antoniobarba

Dionisio y Anastasia

Dionisio y Anastasia son dos fantasmas que vagan de guerra en guerra en la obra homónima que se ha representado durante este fin de semana en la Kubik Fabrik (y mira que ha habido cientos de cruentas guerras desde que el mundo es mundo), con mucha ironía (muy a lo Gila), mucha ternura y mucho amor. Anastasia es una veterana de las contiendas humanas, que, por dispares que sean, acaban siendo todas iguales. Dionisio es un recién llegado al mundo de los fantasmas, aunque ya ha constatado que “cada vez sabemos menos, pero nos engañan más”, que la mala leche es la que emponzoña a los hombres y les hace enfrentarse y que el arma más poderosa es la palabra (y por eso tantas veces la han intentado acallar). Ojalá en el muindo hubiera más fantasmas como ellos, fantasmas buenos e inocentes de los que hacen reír, no como esos fantasmones tan peripuestos embutidos en serios ternos que nos amargan la vida viernes tras viernes con las decisiones del Consejo de Ministros. En la Kubik ya no se puede ver esta obra de la Compañía Zascandil, pero si tienen oportunidad de verla en algún otro teatro, no se la pierdan, porque les permitirá reflexionar, sin perder la sonrisa, sobre la inutilidad de las guerras y la estúpida querencia del ser humano por el horror más absurdo.