Así se distinguen de los que, profesionalmente, con sus nombres y sus “galones”, ejercen remuneradamente de comentaristas, incluso como trompeteros apocalípticos, en defensa de alguna ideología o un modelo social, económico, religioso o cultural determinado. En apariencia, coinciden cuando procuran la provocación y son exacerbados, pero tienden a ser más concentrados y breves, y, por lo general, exhiben mucho mejor estilo. Sin embargo, ambos -gurús y comentaristas-, persiguen ser guías de masas, aunque los primeros lo sean espontáneamente, sin apenas cualificación y escasa o nula experiencia, y los segundos, por dedicación profesional y como oferta editorial. De ninguno, en todo caso, es conveniente fiarse, a pesar de que quien suscribe pertenezca a alguno de esos ejemplos de columnistas de opinión. A usted le corresponde catalogarlo a la hora de prestarle su confianza como lector.
Así se distinguen de los que, profesionalmente, con sus nombres y sus “galones”, ejercen remuneradamente de comentaristas, incluso como trompeteros apocalípticos, en defensa de alguna ideología o un modelo social, económico, religioso o cultural determinado. En apariencia, coinciden cuando procuran la provocación y son exacerbados, pero tienden a ser más concentrados y breves, y, por lo general, exhiben mucho mejor estilo. Sin embargo, ambos -gurús y comentaristas-, persiguen ser guías de masas, aunque los primeros lo sean espontáneamente, sin apenas cualificación y escasa o nula experiencia, y los segundos, por dedicación profesional y como oferta editorial. De ninguno, en todo caso, es conveniente fiarse, a pesar de que quien suscribe pertenezca a alguno de esos ejemplos de columnistas de opinión. A usted le corresponde catalogarlo a la hora de prestarle su confianza como lector.