padres murieron. Una mujer seria, conservadora y rígida con su hermano, al que no había querido maleducar.
La hermana mayor lo estaba esperando en el café de siempre. La encontró mayor, muy mayor. Demasiado mayor para esto, pensó. Pero el hombre que nunca se había enamorado se dijo una vez más: de hoy no pasa. No va a volver a presentarme a ninguna mujer, ni joven, ni mayor. Ni guapa, ni fea. Ni una sola más. Se sentó con ella después de darle un beso y, nervioso, se recolocó la ropa.
- Te veo muy elegante hoy. ¿Celebras algo ?- le dijo con un tonillo despectivo.
- De momento sólo mi cumpleaños. Pero a lo mejor tengo que celebrar algo más. Quiero decirte algo. No me presentes a nadie más. No me he enamorado nunca, ni me voy a enamorar jamás. Por lo menos de una mujer.
La hermana mayor entrecerró los ojos, sin querer entender.
- Tienes que saber que quizá ahora sí esté enamorado. Y que hoy con Manuel lo voy a descubrir.
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Este relato está escrito a partir de una frase dada por Arancha, la Profe.
Es un relato a lo Quim Monzó.