De huelga a huelga y tiro porque me toca

¡Ya están aquí! ¡Ya han llegado!
No, no me refiero a las rebajas, me refiero a las huelgas. A la orden del día y del verano.
Por si no tuvieramos suficiente con la reducción de metro, autobuses y trenes con la excusa de que en agosto hay menos gente en Madrid -que vengan a mirar porque está todo a tope-, comenzamos con las futuras huelgas.
Los primeros, los controladores aéreos, sí señor, después de la huelga encubierta de bajas, ahora llega la de verdad -la secuela de una película-. Muchos españoles verán como sus vuelos no salen a la hora y tendrán que pasar horas en el aeropuerto para que luego te vengan los de la televisión a preguntar qué tal, pues a ver, muy bien no creo... normal que luego salga la gente despotricando.
Pero ahí no acaba todo. Los transportistas amenazan con huelga -no tuvieron suficiente con la de hace unos años por lo que se ve-, no sabemos si la harán o no y sobre todo, si colapsarán las carreteras como antaño.
Y otro medio de transporte que se suma a huelga... ¡Auto Res! Otros que repiten. Estos en vez de hacerla unos días seguidos, eligen salteados, por darle más vidilla al asunto.
Por otro lado, tenemos la huelga de bolis caídos. Es decir, una huelga encubierta por la que los señores agentes de la autoridad deciden que no les apetece poner multas por exceso de velocidad.
Y otra que hay disimulada es la de los cacheos e identificaciones masivas. Desconozco si tanto ésta como la anterior siguen o han sido días puntuales. Como está todo bajo secretismo y reconocido con la boca pequeña...
Llevamos un año de huelga por aquí, huelga por allá... que si un día los funcionarios, que si otros tantos el metro...que si el 29 de septiembre una general para que vayamos todos -yo no sé si voy a ir, tendría que negociar mi contrato, es decir, si me lo hacen o sigo sin él-.
El caso es que a mí lo único que me queda claro es que este verano si no se ha viajado, no es por la crisis, sino porque no se puede uno mover ni por suburbano, aire o carretera -y manta-. Y dado que en Madrid no hay amor, como no hagamos el Camino de Santiago dirección playa, lo tenemos chungo para salir de la ciudad.
Así que ya lo sabéis, podéis hacer como yo: No iros de vacaciones. Total, para pasar calor en un sitio u otro, mejor os ahorráis el dinero para el año que viene.