Autor: @.raven_stalk
Esto es un carta abierta donde abro mi corazón. Va dirigida a todas las personas que la quieran leer: de ser humano a ser humano. Hay unas cosas que me preocupan y que creo que son importantes. Supongo, además, que a todos los demás os importan también. Yo tengo unas ideas políticas, pero voy a intentar abstraerme de ellas lo máximo posible y hablar desde un punto de vista humano.
No es ninguna noticia que estamos viviendo bastante mal. Todos los días vemos noticias de gente en la calle, porque no pueden pagar su hipoteca, parados, jóvenes que aun no han tenido su primer empleo. Un presente negro.
La gente que sabe de esto -economistas, políticos,…- además nos dicen que el Estado no tiene dinero porque se ha gastado más de lo que tiene. Eso que se llama déficit y que también muchas familias padecen.
Si no hay dinero, parece evidente que hace falta conseguirlo. Primero, para pagar las deudas -y que no te quiten la casa, el coche…- y luego para poder vivir. Lo que el Estado hace es recaudar impuestos: le pide a todos un poco para llenar las arcas y pagar esas deudas con los médicos, los profesores, las obras públicas… Así tanto el Estado, como en el caso de España, las Comunidades Autónomas.
Hoy he visto en televisión dos noticias preocupantes. En primer lugar, que crece el número de personas que vive en la calle. Además, van a cerrar -y mandar al paro a sus trabajadores- la narcosala de las Barranquillas (Madrid) debido a la crisis. Esta narcosala es conocida por ser la primera de todo Europa. La primera noticia se explica por sí sola. Pero la segunda, puede traer graves consecuencias, que no sé si se han tenido en cuenta.
Los adictos iban ahí para encontrar jeringuillas limpias, una situación controlada por si había problemas y, poco a poco, desengancharse. Si se tienen que ir, no habrá jeringuillas limpias, usarán cualquiera de la calle, no habrá quién les proteja si tienen una sobredosis -podrían morir- y necesitarán conseguir dinero para comprarse la dosis: terminarán robando.
Otras noticias que salen a menudo es que en tal o cual comunidad, están despidiendo enfermeros, “cerrando” camas de hospital, echando profesores… O, por ejemplo, que quieren cobrar un extra por las medicinas o por ir a la consulta.
Los economistas y políticos, que de esto saben, nos dicen que hace falta recaudar y recortar en algunas cosas para salvarnos de ese maligno déficit.
Lo que yo no entiendo, y es lo que quiero decir desde el punto de vista humano, es porque tenemos que ir a hacernos la vida más difícil. Recortan y recortan de hospitales, colegios, medidas para mejorar la vida de enfermos, dependientes, drogadictos… ¿Por qué? ¿Hemos perdido la idea de proteger al prójimo, al vecino? Tan poco nos importan los demás que, nosotros que estamos bien, ¿les queremos fastidiar? Los que hacen eso, y lo digo desde el más sincero respeto, se olvida de que el día de mañana, ellos -o sus familias- pueden ser los que estén en una mala situación de la que no puedan salir fácilmente, por falta de dinero.
Si hace falta dinero, ¿por qué no se agarra de dónde menos falta hace? Nos han jurado que el Estado del Bienestar significa que todos podamos ser atendidos y enseñados, sin importar nuestro dinero, color, etc. Eso nos lo promete la Constitución y la Declaración de Derechos Humanos. ¿No hay dinero en otras partes o personas que no vayan a sufrir tanto ese recorte?
Estamos en una situación terrible y deberíamos proteger a los que menos tienen, porque esa es la misión que la Constitución encomendó a las instituciones. Hay montañas de dinero si se sabe dónde encontrar. No puede ser que sufran los mismos cuando hay a quiénes exigirle una solidaridad, que no parecen tener por propia iniciativa.
He mentido al principio diciendo que esto iba dirigido a todas las personas. En realidad, va dirigida a esas personas que, aun teniendo poder, no hacen nada para proteger a los menos favorecidos. Les pregunto en serio, de ser humano a ser humano: ¿qué cuesta reducir en sueldos, aumentar impuestos a los que más tienen?…
Un poquito de ética por favor, que no hace daño a nadie.
Ángel G Ropero