La otra buena noticia –si es que puede considerarse buena el alejar temporalmente la amenazada de salir de la eurozona a Grecia- fue el acuerdo alcanzado por EE.UU e Irán que evita que los persas, mediante inspecciones periódicas a sus instalaciones, fabriquen la bomba atómica… de momento, aunque nada impide que continúen utilizando la energía nuclear con fines pacíficos. A pesar del rechazo que provoca a los “halcones” de ambos bandos, el compromiso sólo es fruto de la sensatez en vez de la locura. Ya lo subrayó Obama al presentarlo: las opciones eran el diálogo o la guerra. Y ha preferido el sentido común a las bombas, en contra del criterio de Israel. ¿Qué pasará ahora, tanto en Grecia como en Irán? Que viviremos, provisionalmente, un poquito más tranquilos, levantando “corralitos” y embargos que castigan fundamentalmente a los más débiles, al pueblo llano, y no a las élites, sean políticos o clérigos. A ver lo que dura.
Israel prosigue, así, su estrategia de desplazamiento de la población árabe de los territorios palestinos a golpe de hechos consumados y por la fuerza. Una fuerza que interviene de forma desproporcionada en caso de enfrentamientos y agresiones. Tan desproporcionada que Amnistía Internacional acaba de publicar un informe en el que acusa a Israel de cometer “crímenes de guerra” cuando, hace justo un año, intentó rescatar a un militar secuestrado por milicianos de Hamás, dejando un balance de 135 civiles muertos y barrios enteros de Rafah, en la Franjade Gaza, arrasados “sin miramiento”. Tras la “limpieza” militar, el Gobierno israelí autorizó la construcción de 300 nuevas viviendas para colonos en Cisjordania, precisamente el lugar donde la tensión y el odio de los fanáticos han acabado con la vida de ese niño palestino, quemándolo vivo. Por mucho que se califiquen los hechos, si no se actúa sobre sus causas, éstos permanecen, se enquistan y se agravan. Algunos siguen prefiriendo la guerra al diálogo.
Precisamente, harto de visitar cada mes Cataluña, el rey Felipe VI se puso serio en la última recepción que ofreció en aquella comunidad, con ocasión de la entrega de despachos de la 65 promoción de jueces, porque comprendió que la obsesión independentista de Artur Mas es “irreconducible”. Y es que las elecciones autonómicas en clave plebiscitarias que están convocadas para el próximo 27 de septiembre responden a una estrategia obcecada de los independentistas, impulsada por Artur Mas y Oriol Junqueras, para sortear la Constitución y elaborar una ley “tránsito” hacia un Estado catalán separado de España. Lo malo no es que triunfe el “sí” en esos comicios –cosa difícil, al menos con la rotundidad que sería necesaria-, sino la reacción que adopte Mariano Rajoy desde Madrid para “reconducir” la situación y obligar a respetar la legalidad. Más que a los catalanes, temo al Gobierno del Partido Popular en todo este embrollo, cuyo desenlace no está ni mucho menos claro. Para colmo, el candidato que eligen los conservadores para tales comicios es un conocido político que representa a la derecha más intransigente y xenófoba de Cataluña y de la España de la gaviota. Es decir, en vez de proceder al diálogo y la sensatez, como hace Obama en Irán y Cuba, optan por la confrontación y la fuerza, al estilo de los sionistas. Los prudentes, que también existen en nuestro país, confían en que no se llegue a intervenir la Comunidady no encarcelen al President de la Generalitat. Pero son pesimistas.
Claro que más desconcertados –y conmocionados- están en México con la fuga espectacular del capo “El Chapo” de una cárcel de máxima seguridad. El narcotraficante escapó a través de un túnel que sus lacayos construyeron bajo tierra, comunicando su celda con el exterior. Ni la vigilancia ni los sensores electrónicos detectaron ningún indicio de lo que se cocía ante sus propias narices. La “Gran evasión” se queda corta en la comparación a la hora de elaborar una obra de ingeniería, precisión y osadía como la protagonizada por el delincuente mexicano, que recorrió el túnel en una motocicleta, para escaparse de sus carceleros. Y, encima, cobrará derechos de autor cuando se realice la película.
Todo sucede dentro de la más absoluta normalidad, hasta el parto de la presidenta de la Comunidad, Susana Díaz, cuyo embarazo llegó a término a finales de mes y dio a luz su primer hijo en un hospital público, como corresponde a un socialista de ley. Ahora, el debate se centra en el tiempo que estará de baja maternal, cuando lo importante es que consiga ser una mamá feliz, ya que ello sería síntoma de normalidad biológica y política, sin temor a los idus de julio ni a las calendas de agosto.