Llevamos varias semanas muy alborotados todos con los tres procesos abiertos al juez Baltasar Garzón: Gürtel, Banco Santander y Víctimas del franquismo.
No me gusta el estilo judicial de Garzón, no me gustan los jueces que están más preocupados por sus propias carreras y acaparar titulares que por hacer su trabajo.
Es más, creo que Garzón es un mal juez.
No hay más que ver la cantidad de sumarios instruidos por él que han quedado en nada, debido a errores en lo que debería ser su trabajo, es decir, instruir.
Tampoco me gustan los jueces que dan saltos de la política a la judicatura y de la judicatura a la política, y Garzón, a estos efectos, parece un saltamontes.
Así que a la hora de analizar los casos que le han sentado en el banquillo, soy particularmente cauteloso.
Empecemos por el Gürtel. Garzón autorizó escuchas entre abogado-cliente, cuando la legislación vigente sólo lo autoriza para casos de terrorismo. Los imputado en la trama son gente despreciable pero no terroristas en el sentido jurídico de la palabra. Estirando mucho podrían ser terroristas financieros, pero no creo que cuele. Así que aquí Garzón, una vez más, metió la pata.
Los dineros del Banco Santander. Aquí, en mi opinión Garzón sí tiene las de ganar, el Banco es el patrocinador del evento neoyorquino y no acabo de ver la relación entre los sumarios contra Botín y el patrocinio.
Las víctimas del franquismo, reconozco que este caso me lleva los demonios, sobre todo teniendo en cuenta que es la Falange la que ejerce de acusación, pero aquí el problema no es Garzón, hubieran hecho lo mismo con cualquier otro juez o jueza, aquí el problema es la causa, es decir, investigar los crímenes del franquismo.
El elemento clave no es quien instruye el caso, el problema es, que la justicia española, de los tres poderes del estado es el único que no ha transitado de la dictadura a la democracia, y eso se nota.
Hace falta una profunda revisión del sistema judicial español y un proceso de democratización como un piano, pero también le hacía falta hace un año y hace 7 cuando cerraron Egunkaria, y los que ahora se rasgan las vestiduras no dijeron ni mú.