No sabría decir hace ya cuanto encontré una colección de literatura fantástica que me llamó la atención, no sabría decir el por qué ya que no conocía ninguno de los títulos incluidos, pero mi cuerpo pedía fantasía, magia, y mitología lo más alejada posible del mundo real y una de las sagas que contenía dicha colección se titulaba “Canción de Hielo y Fuego” por George RR Martin, sus tres primeros volúmenes, a saber, Juego de Tronos, Choque de reyes y tormenta de espadas, el cuarto volumen, Festín de cuervos, todavía no había sido publicado.
Empecé a leer y me perdí en la maraña de personajes y relaciones entre ellos, me atasque en los nombres y sus respectivos sobrenombres, no pase de la página 100 y así fue como olvidados en una estantería esperaron su momento, que no llego hasta que me insistieron en que continuará justo en el momento en que la HBO estrenaba la adaptación del primer volumen a la pequeña pantalla. Desheché a un lado todo mis prejuicios y mi mala experiencia inicial con la saga del Señor George R.R. y seguí leyendo, y esto fue lo que encontré:
Aventuras, desventuras, amor, odio, traición, desengaños, codicía, ingenuidad… en unos personajes que me cautivaron en sus primeros compases y tras más de 2000 páginas lo siguen haciendo demostrando la habilidad del Señor Martin de crear un mundo ficticio (aunque bastante real) donde son los personajes, y sus relaciones entre ellos, quienes mueven la trama, la hacen avanzar, la parten en dos, la vuelven a juntar… en verdaderos puntos de inflexión que determinan la obra en si, dotándola de una vida propia que convierte la lectura de las aventuras de los siete reinos en una experiencia dificilmente indiferente.
Al hablar de canción de hielo y fuego, (aunque no puedo hablar en su totalidad, ya que estoy terminando tormenta de espadas) dos conceptos me vienen a la mente, uno es sin duda el de “punto de vista”, he de reconocer que leer cada capítulo desde el punto de vista de un determinado personaje nos limita a sus conocimientos y destrezas para seguir avanzando, pero es justamente ese desmenbramiento de la realidad lo que confiere al tono global de la historia la característica de puzzle en el que es el lector el que debe ensemblar los acontecimientos para descubrir como lo que empezó siendo un juego puede chocar hasta convertirse en una tormenta de la que nadie está a salvo.
El otro concepto con el que relaciono la obra de Martin, es el de “Inesperado”, todas las concepciones clásicas del desarrollo de las historias, de como la tradición occidental nos las ha venido contando desde el principio el de los tiempos se rompe en este relato, ser justo es equiparable a perdedor, ser bueno a bufón… Y es, precisamente esa ingenuidad la que nos da de bruces en toda la cara a medida que avanzan nuestros pasos.
No puedo estar más satisfecha con haberle dado una oportunidad a Canción de hielo y fuego, y tú ¿Te atreves?