Y cada vez quedan menos letras para llegar al final de este Diccionario de mi maternidad..Esta semana me toca la Q, una letra difícil del Abecedario, pero cuando he visto Q no he tenido ninguna duda, en mi casa la Q es de Qué????
Si hay algo que odio, o más bien, me da rabia, es cuando no te escuchan lo que les estás diciendo y para terminar con tu parrafada, ellos te responden con un ¿Qué?Pues bien, Blanca, puede estar mirándote con toda la atención del mundo, parecer que sabe lo que lo dices, y cuando haces la pregunta para confirmar: - Blanca, ¿lo has entendido?- ¿Quéeee?De todos modos, creo que es algo genético, y que la niña no tiene culpa, sino que su progenitor también es muy dado a hacer la misma pregunta... O sea, en sus cerebros hay un botón, que cuando yo empiezo a hablar ellos activan, no sé si por contacto o por neurotransmisión, telepatía, etc... pero lo activan, o más bien desactivan... su estado de consciencia, dando lugar al vacío absoluto, donde el único sonido es el silencio, y sólo tiene espacio en él la nada...Y en esos momentos, me recubro de la paciencia, para no pegar un grito desaforado... y cuento hasta 20... 20, 19, 18, 17, 16... y vuelvo a empezar.Espero que la peque no venga con el chip, porque si no , pensaré que realmente es mi discurso el que les aburre...Nos leemos.