Viva, pero de milagro.
Bueno, vale, no. De milagro no. Pero qué mala. QUÉ MALA.
Que sólo a mí se me ocurre pillarme una gastroenteritis
La peor parte, claro está, se la llevó Marycheivis que iba a mi lado. Angelico.
Total, mejor no recordarlo. El caso es que estoy mejorcito, aunque no bien del todo, y tengo muchas fotos que editar y mucho que contar y pocas ganas, sincera os soy. Así que hagamos lista, que siempre apaña un post:
1. En la Alhambra hay gatos. Y cualquier sitio en el que haya gatos cuidados y rebonicos es bien. Ergo, la Alhambra es bien.
2. La Alhambra huele a flores, incluso en otoño. Porque hay flores, claro. Y no hay rosas que huelan como las de la Alhambra.
3. La Alhambra suena a agua. Es agua. Que corre, que salta, que baila, que canta y que juega.
4. La Alhambra es mármol frío, tierra roja y verde ordenado. Un laberinto de sentidos.
5. Es un síndrome de Stendhal constante. La Alhambra.
6. Quiero a esos leones. Mucho.
7. Y quiero volver, más.
(Habrá fotos, y habrá entrada sobre Granada-Qué-Ciudad, pero dadme tiempo a ver si me entono del todo...)