… de la caja recoge-todo

Por Arusca @contrasypros

Tener niños pululando por casa implica que la casa siempre estará desordenada. Cuando no sea un coche en mitad del salón, será un dinosaurio en el sofá o unos cromos encima de la mesa de la cocina. En casa, actualmente convivimos con tres dinosaurios, dos coches, un par de cuentos y los cromos en el salón. Sin embargo, como os podéis imaginar, éste no es su sitio.

Tener niños pululando por casa implica que la casa siempre estará desordenada. Cuando no sea un coche en mitad del salón, será un dinosaurio en el sofá o unos cromos encima de la mesa de la cocina. En casa, actualmente convivimos con tres dinosaurios, dos coches, un par de cuentos y los cromos en el salón. Sin embargo, como os podéis imaginar, éste no es su sitio.

Antes esta situación me desesperaba porque una cosa es tener un par de juguetes de un niño por el medio y otra tener los juguetes de tres niños dando tumbos. Pero tengo un truco. Yo la llamo la caja recoge-todo y no es ni más ni menos que una caja algo grande donde voy guardando juguetes y demás trastos (no, esta vez no me refiero a mis hijos ) según un criterio.

Veréis, mis hijos tienen sus cosas en su habitación, pero las llevan al salón. No les dejo más de un par cada vez y siempre les estoy diciendo que, para llevarse algo, tienen que guardar otra cosa. La mayoría de las veces esto funciona. Pero en otras ocasiones, no. Y el salón acaba pareciendo más un cuarto de juegos. Así que entonces entramos mi caja y yo en acción. Con ella bajo el brazo, recorro salón, cocina y baño si me apuráis y voy metiendo juguetes a los que creo que ya no les hacen mucho caso. La caja mantiene el juguete o el cuento en pausa. Si después de unos días veo que no han echado de menos lo guardado, entonces lo llevo a la habitación y lo devuelvo a su sitio. O mejor aún, mis hijos vienen conmigo y ellos mismos se encargan de guardarlos.

Cuando el Mayor era el único niño de la casa, recuerdo haber tenido el salón lleno de juguetes. Esto se debía en parte a que sólo estaba él, pero también a que en su habitación era muy pequeña y entre la cuna (no digamos ya cuando la litera la reemplazó) y la cómoda-cambiador apenas se podía jugar en ella. Con la nueva casa, aquella situación cambió y ahora el Mayor y el Mediano comparten una habitación más amplia donde ya caben ellos y sus juegos. Así que en el salón sólo admito un par de juguetes (pequeños) por niño. Y para intentar que se mantenga así, uso la caja.

CONTRAS:

  1. Para mí un contra es encontrar el tamaño perfecto de la caja. No puede ser muy pequeña porque entonces hay cosas que no caben, como cuentos o coches y muñecos algo más grandes. Tampoco vale si es excesivamente grande porque entonces la misma caja se convierte en un trasto más.

  2. El cierre de la tapa. Éste debe ser fácil para un niño. Así permitís que sea el propio niño quien guarde en la caja un juguete o que vaya a por él si lo echa en falta.

  3. Podéis evitar que la propia caja se convierta en un trasto más dándole un sitio: en un rincón del salón, al pie de la escalera, a un lado del pasillo, sobre una estantería… Lo importante es que sea de fácil acceso y tenga su sitio para que no vaya de un lado para otro como un juguete más. Así, además, siempre sabréis todos (niños y mayores) dónde está, por lo que guardar o buscar algo en ella os resultará más cómodo.

PROS:

  1. Es una forma de quitar cosas de en medio. Así, aunque no estén en su sitio, están a mano por si se necesitan para el juego.

  2. La caja también permite transportar varias cosas a la vez. No sé vosotras, pero a mí a veces al ir a guardar los juguetes, me faltaban manos y siempre se me acababa cayendo alguno o tenía que hacer varios viajes. Ahora con la caja esto se acabó. Lo llevo todo a la vez.

  3. Si tenéis duda de si algún papel con el que han estado jugando vuestros hijos va a la basura o no, no hace falta decidirlo en el momento. Echadlo a la caja y ya lo decidiréis pasados unos días.

  4. Gracias a la caja, todo está a mano, pero no a la vista. Lo que da orden a la casa.

  5. Podéis hacer la caja divertida. Ponerle unas pegatinas o las fotos de vuestro(s) hijo(s) para que toda la familia sepa qué caja es y qué es lo que se guarda en ella.

Quizás penséis que esta caja recoge-todo es una tontería. Puede que tengáis razón. Pero a mí me quitó muchas cosas de en medio. Y, aunque ese día no os haya dado tiempo a barrer el suelo o quitar el polvo, es cierto que si todo está ordenado y hay pocos juguetes por el medio, la casa parece otra. La verdad es que desde que uso el truco de la caja, yo estoy más relajada.

Si os habéis reconocido en algo de lo que he contado aquí, probad a usarla vosotras también y, después de un par de semanas, me contáis si vosotras también vivís menos agobiadas por los juguetes .