De la ética a la educación

Publicado el 11 febrero 2012 por Vigilis @vigilis
Cuando hablo de ética termodinámica, adjunto a la ética (el mejor proceder de cara a toda la humanidad) la energía (lo que necesitamos para relacionarnos con el medio en la mejor de las condiciones posibles). Esto, que parece una construcción formal, puede ser objeto de un análisis material, es decir, de un análisis desde el punto de vista científico.
De la Rúa gana las elecciones en Argentina, incumple su programa electoral y manda cargar a la policía contra los piquetes que protestaban en varias partes del país. Todavía no había estallado la bomba que lo sacaría del poder. Ésta llegó, cuando los médicos comenzaron a denunciar casos de desnutrición infantil en aumento. Argentina, un país caracterizado por su producción del sector primario, tenía a niños muriéndose de hambre. Este es un ejemplo de implicación de la ética en el consumo de calorías.
A donde voy, es al aporte calórico per cápita, y cómo éste determina toda la estructura de la sociedad política. Las embarazadas con mala alimentación, corren mayores riesgos de perder al bebé. La descendencia que nazca de una generación que pasa hambre, tendrá más probabilidad de sufrir problemas de raquitismo, anemias, etc. Esto ocurrió en España y en muchos otros lugares, es bien conocido y no admite discusión. La novedad estriba en que como otra característica física más, la capacidad cognitiva también se ve afectada. Los hijos del hambre ven disminuida su capacidad intelectual, en primer lugar por una cuestión puramente alimentaria, y en segundo lugar, por las externalidades de la pobreza.
Los padres que no tienen educación, enseñan a sus hijos en edad preescolar menos palabras. La capacidad de abstracción, y la comprensión del lenguaje se ven afectadas de forma negativa. Al ocurrir esto en una etapa fundamental del desarrollo, sus consecuencias se arrastran durante la etapa escolar. Tras la etapa escolar, su mediocre formación -y falta de capacidad- repercuten de forma directa en su cualificación laboral, esto a su vez repercute de forma directa en su nivel de ingresos, lo que a su vez repercute directamente en sus prioridades e incentivos, lo que, a su vez, determina la forma en que sus hijos vienen al mundo, lo que a su vez, determina el desarrollo preescolar de los mismos... Es más, es que el problema de la alimentación puede tener también consecuencias no evidentes como éstas, sino, por ejemplo, la alteración de la proporción niños/niñas, con el problema que décadas después, eso supone.
Existe un riesgo evidente de aparición de un círculo vicioso que enquiste la pobreza. ¿Cuál es la forma más ética de romper el círculo? A priori podría parecer que mejorar la alimentación y la salud. Sin embargo, atender sólo estos factores, da como resultado un boom demográfico con lo que el problema aumenta (a su vez se necesitará más alimentación y salud, y así sucesivamente). La rotura del círculo vicioso se produce en el momento en que se capacita a la población, es decir, formación y utilidad inmediata material, para el desarrollo de iniciativas que aumenten el valor de lo producido. A partir de ahí, el cálculo coste-beneficio, la oferta y la demanda y el ajuste del precio, extienden lo positivo a más miembros de la comunidad. En el tema de la "viralidad" de la prosperidad no me meto, pero queda anotado.
Conclusión rápida: pensar en la prosperidad, nos lleva al desarrollo de la ética y ésta está íntimamente ligada a la formación. Los tres, prosperidad, ética y educación, son términos que, geométricamente, nos dan seis relaciones.

Sería interesante comprobar si tienen sentido estas relaciones, si hay a su vez nuevas relaciones entre términos y relaciones enfrentadas (lo que nos daría un total de doce relaciones) y, ver cómo operan entre sí, es decir, qué operaciones llevan a cabo.