Christie Watson nos cuenta en “De la mano” su experiencia profesional como enfermera en varios hospitales ingleses. El título original, “The Language of Kindness” sin ser especialmente brillante contiene muchos más matices y engloba bastante bien el contenido del libro y su mensaje principal, esto es: que en la profesión de enfermería es tanto o más importante la calidad humana del profesional que sus conocimientos técnicos. En todo caso, “De la mano” es un título que cojea.
Christie Watson ya no es enfermera: dejó la profesión para dedicarse a la escritura cuando consiguió una beca en un máster de escritura creativa. A menudo durante la narración comenta los graves problemas de conciliación familiar que conlleva el desarrollo de esta profesión en Reino Unido. Y siguiendo con la huella de lo profesional en la vida privada, también asegura que resulta casi imposible establecer un límite para que lo que les sucede a los pacientes no afecte psicológicamente y termine transformándote como persona.
Leí este libro durante un viaje y fue una buena compañía, no requiere que se le preste una atención profunda y continuada, es apropiado para leer a ratos. En esencia se trata de anécdotas encadenadas, que a su vez se engloban en temáticas más amplias (niños, ancianos, el paciente es un familiar de la autora, la unidad de urgencias, maternidad, etc.). Nada que no sepamos ya si hemos leído algo sobre el tema o tenemos cerca a alguien con profesión sanitaria.
Las anécdotas de los médicos son difíciles de superar, de ahí que haya tantas series de televisión en torno a este tema. Son escatológicas y brutales, y muestran lo más siniestro de la condición humana, es una delicatesen para las ansias de entretenimiento del gran público. Sólo están a la altura las anécdotas de las profesiones de seguridad, que en todo caso suelen ir de la mano (detenidos por la policía por alguna barbaridad que acaban en el hospital, etc.)
Hay espacio para todo tipo de historias, en cualquier caso Watson no ahorra en detalles escabrosos y llama a las cosas por su nombre, así que pueden abstenerse los que se desmayan ante la visión de una gota de sangre o la primera pregunta sobre casi cualquier cosa es “¿pero eso no duele mucho?” Seres de luz, etéreos e incorpóreos, elegid otra lectura.
Me han gustado y entretenido todas las secciones por igual, quizá son más llamativas algunas en las que pone sobre la mesa temas tabú que no suelen ser bienvenidos en corrillos de oficina. Por ejemplo todo lo relativo a las sombras de la maternidad: el porcentaje de bebés que nacen con problemas de salud y los malos tratos a los que les someten sus padres, quienes más deberían quererlos. Hijos de la esclavitud (prostitución) con vidas truncadas desde el principio, madres perdidas y padres fantasma; las salas de incubadoras, a veces el abandono. También, el contraste con la calidez humana, que en ocasiones no proviene de la familia y depende de que el enfermero de ese turno quiera hacer horas extras o extralimitarse en sus funciones; en el caso de los bebés se ha demostrado que la falta continuada de contacto humano tras el nacimiento les conduce a la muerte.
También es muy duro (pero especialmente delicado, literariamente hablando) el episodio relativo a la muerte de uno de sus familiares más queridos, donde ahonda mucho más en lo personal, se limita al rol de familiar de un paciente y se fija en cada movimiento de la enfermera que les asignan, a quien adora y de hecho se encuentra entre los agradecimientos del libro. Hay un antes y un después de este acontecimiento, Watson ya no será la misma ni como persona ni como profesional. Vive una de esas situaciones que te añaden una capa, o te la quitan, que te cambian el color con el que observas los acontecimientos del mundo a tu alrededor. Lo que ayer te parecía vital hoy es irrelevante, aprendes a dar sentido a todo lo que realmente lo tiene, pero es que antes no lo sabías. Hay cosas que, en fin, solo se aprenden a base de este tipo de golpes.
Creo que Christie Watson no es una excelente narradora, es correcta sin más. Su libro es agradable pero también es de los que fácilmente se olvidan, pasando a ser “un libro más de anécdotas de enfermeras”: típico para regalar, ya me entienden.