Zinedine Zidane siempre estuvo ligado al destino del Real Madrid. A principios de la década pasada, fue la bandera principal del “Equipo Galáctico”, aquel conjunto multicampeón que dejó una marca imborrable en la historia de la Casa Blanca. Los años pasaron, el astro francés abandonó la práctica profesional tras el recordado cabezazo a Marco Materazzi, y ahora regresó al club que lo catapultó al éxito pero como director deportivo.
Su sucesor, Jorge Valdano, tuvo que salir de la institución de la capital española debido a la mala relación que tenía con el entrenador José Mourinho, quien fue el responsable principal de la deserción del argentino. “Mourinho ha ido demandando una autonomía de su gestión deportiva similar a la de los clubes ingleses. Hemos apostado por el mejor entrenador del mundo y queremos que esté muchos años con nosotros”, destacó el presidente de la institución, Florentino Pérez, quien parece que se convirtió en un nuevo satélite del luso.
Mientras tanto, Mou ya había deslizado con anterioridad su intención de que Zidane trabaje en el Real: “Un fenómeno como Zidane debe seguir en el fútbol y trabajar en el Real Madrid. Lo quiero cerca de mí y del vestuario que él lideró como futbolista en el Bernabéu. Por eso hablé con el presidente”, afirmó en una entrevista con la revista El Gráfico.
El poder que ejerce este director técnico en cualquier club en el que esté es sorprendente. En estos momentos, anhela con teñir al Madrid con una esencia inglesa, y lo está consiguiendo. En primera instancia, Pérez aceptó sus deseos e inmediatamente despidió a Valdano, gloria madridista en los 1980, con el fin de comenzar una reestructuración, reemplazándolo por Zizou.
Con un Zidane que ya no es jugador pero que ahora actúa como gerente, el Real Madrid buscará nuevamente romper la hegemonía del poderoso Barcelona, quizá el mejor equipo de la historia y que lo hizo sentir impotente de un tiempo a esta parte. Ese objetivo le es esquivo a los madridistas desde el 2008; pero con la presencia de uno de sus máximos ídolos, es inevitable que las esperanzas de los hinchas se renueven.