De la misa la media…

Por Jcbarona

Qué placer ver los partidos de Nadal, sobre todo esos en los que notas que está bien, corre y gana puntos inverosímiles. Acabo de presenciar el pase a su decimosegunda final de Roland Garros con un placer difícil de describir.
Esto de ver tenis me viene de lejos. Recuerdo bien las épocas en las que descansaba de preparar los exámenes de junio en la Facultad de Derecho para ver a Arancha batallando con la Graf, a Bruguera, a Moyá, a Corretja (qué gran comentarista). A Mc Enroe, a Wilander, a Lendl… se pone uno a contar y salen unas cuantas horas de sofá.
¿Por qué le gustarán a uno las cosas? No se sabe, o sí, y el que no lo sabe soy yo. A menudo es por mimetismo; se lo has visto hacer a papá, a tu hermano mayor, al amigo que admiras, a la gente en general. Me llama la atención cómo dependiendo del país o el continente de que se trate cambia el deporte estrella y así, mientras que en Europa lo es el fútbol, en USA es el baseball, el cricket en la India y el hockey en Canadá…
Hay quien se desmarca, tiene gracia, y afirma que los deportes le gustan para practicarlos, no para verlos, lo que me parece una afirmación de lo más snob. Y luego están los que dicen que eso del deporte es una pérdida de tiempo si lo comparas con actividades, digamos más sesudas, como la lectura, la música o vaya vd. a saber qué. Como si estuviera reñida una cosa con otra.
A mí me gusta todo, ojalá. Me gustan muchas cosas y desearía que me gustaran más. Cosa que ocurriría si fuese algo menos superficial. Si encontrase la manera de conocer mejor las entrañas de las cosas y le diese a todo una oportunidad. Que de esto va la reflexión.
Hace algún tiempo ya que me di cuenta que no entendía de futbol, sin ir más lejos. Es lógico porque toda la vida pensé que no había gran cosa que entender. Así, amigos míos, es imposible disfrutar de algo en condiciones. ¿Que cómo llegué a detectar mi ignorancia?, cuando comprobé que la mayoría de los que hablaban del partido en cuestión elogiaban a futbolistas cuyo desempeño fue prácticamente invisible para mí.
Con el tenis no es diferente. Oyes hablar a Corretja y te das cuenta de que no entiendes casi nada. Acaso un poco más que de fútbol. Pero no llego a fijarme o no llega a llamarme la atención tanto como a los que entienden dónde está en el partido de hoy la debilidad del oponente y cómo de distinto le está jugando Nadal…
No soy tan raro como creo y sé que a todos nos pasa parecido si no es con esto con otras cosas. Tendrá que ver con el carácter de cada cual, con la personalidad, el contexto y el momento. Lo preocupante es no darse cuenta siquiera. ¿Con cuántas cuestiones no nos ocurrirá que nos parece que estamos al corriente cuando en sentido estricto nuestro acercamiento es anecdótico?
«No está mal» dices, convencido de saber de qué estás hablando, perdiendo por ello de vista que si conocieras verdaderamente lo que tienes entre manos puede que disfrutaras muchísimo más o terminaras inviertiendo mejor tu tiempo y, en definitiva, viviendo una vida más digna de tal nombre.