Y justo Mamá en Alemania publicó una estupenda entrada hablando de lo que en alemán se llama Laufrad. Empecé a buscar por varias webs y encontré algo similar en Imaginarium. También encontré en tiendas como Dideco, pero lo que me convenció de la bicicleta de Imaginarium es que después se pueden añadir los pedales. Así que dicho y hecho nos fuimos una tarde y ahí estaba, era perfecta.
Mi pobre niño estaba emocionado, nervioso, lloroso, no podía esperar a llegar a casa y montarla. Tardamos 5 minutos en bajar de nuevo a la calle para probarla. Al principio un poco dubitativo, no es igual mantener el equilibrio en las motos de rueda ancha, que en una bicicleta de rueda estrecha. Pero poco tardó en cogerle el truquillo.
Esta mañana me he quedado sorprendida viendo los avances que ha hecho esta semana. Se le baja su padre muchas tardes y los dos corren por el parque con la bici nueva. Y hoy, después de unos días sin verle montar, me he quedado atónita viendo cómo la maneja, como corre, como levanta los pies y guarda perfectamente el equilibrio, incluso se ha dado el lujo de bajar unas escaleritas del parque. Es todo un fitipaldi. No creo que tardemos mucho en añadirle los pedales, y tampoco creo que pase mucho tiempo para que papá y el peque se vayan juntos de paseo con sus respectivas bicis.
Mamá en Alemania, estoy en deuda contigo, gracias por este pequeño descubrimiento.