Pon un H en tu vida
Los remakes (oséase, las adaptaciones si se prefiere, nuevas versiones de una película ya estrenada con anterioridad) no abundan que digamos en el cine español. No me viene ninguna a la cabeza (quizá es que veo poco cine patrio). En cambio, lo que sí hay son adaptaciones de novelas. Tal es el caso de Alatriste de Pérez-Reverte, La Lengua de las Mariposas de Manuel Rivas, La Regenta de Alas Clarín... un largo etc. El cine español no es que sea apabullante, para eso siempre está la todopoderosa industria americana que siempre se encarga de dejar bien clarito que es la mejor ¿en espectacularidad y efectos digitales?. Tampoco dispone España de sagas cinematográficas, con mención especial para Torrente, para lo cual USA se lleva la palma de nuevo. Sea como fuere, parecerá una tontería, pero es algo esencial disponer de ambas partes (remakes y sagas) si se desea forjar una industria sólida y que pueda competir al menos con los pesos pesados. Por eso hacen falta en España películas como 3 metros sobre el cielo y su continuación con Tengo ganas de tí. Pero hablemos de la primera de ellas.
Mario y María, enamorados
Este film, basado en la novela homónima del italiano Federico Moccia, disponde de dos adaptaciones, para así quedarse con el que más convenza: el italiano, dirigido por el propio Moccia y estrenado en 2007, y el español, bajo la dirección de Fernando González Molina y estrenada en 2010. La versión española, tema que nos ocupa aquí, peca de un producto de masas muy comercial, dirigido y pensado para desatar el fanatismo latente de los adolescentes con hormonas a mil por hora, esa misma velocidad a la que conduce su protagonista, el televisivo y tan de moda Mario Casas, su espectacular y flamante moto. Este joven actor, pese a que a mí no me convence mucho en TV, sí lo ha hecho en el cine (recomendable verlo en por ejemplo Fuga de Cerebros). Interpreta a H (de Hugo), el Step que imaginó en papel Moccia; un chico motero gamberrete con chupa de cuero al que parece no importarte nada ni nadie. Al otro lado, está la chica, Babi, interpretada por María Valverde; una muchacha bien, modosita, repelente, educada y correcta. Me atrevería a decir que Casas y Valverde han infundado a sus personajes los mismos ápices que sus partenaires literarios, hasta incluso en su relación amorosa (previsible y forzada, eso sí) que les hace mucho daño hasta romper el amor de tanto usarlo. La química de ambos en pantalla, no obstante, es evidente.Una cosa que es de agradecer al director es el hecho de, diría, recrear casi en su totalidad el espíritu del libro. Así, es de justicia darle el mérito de algunas escenas que nos transportan al libro (no al cielo y a tres metros), tales como las carreras ilegales de motos, los bailes de discoteca (ambiente erótico-festivo por antonomasia), la primera relación sexual de la pareja, o el secuestro de Pepito. Del resto del reparto no merece mayor valoración salvo destacar a los mejores amigos de la pareja enamorada protagonista: la también televisiva Marina Salas como Katina (la Pallina de Moccia) y Álvaro Cervantes como Pollo. Ambos inspiran a sus personajes la efectividad y las personalidades que el escritor italiano creara en papel.
El factor Mario Casas
Es obvio que Mario Casas vende. En España tiene legiones de fans, y no es de extrañar. Los yankies dirían de él que es un starpower, garantizando el éxito en las películas en las que aparezca. Su mera presencia es más que suficiente, no hace falta ni que abra la boca, sin más sube el tensiómetro y acapara toda la atención de las féminas. En 3MSC, además, sorprende, sí, lo hace, para bien o para mal, el señorito Casas por una vez saca garra, aunque siempre tenga que hacerlo sin camiseta. Cierto es, tan evidente que 1+1 son 2, que este chico acapara también público que directamente lo considera un actor nefasto y que siempre actúa igual y con el mismo personaje: el de guaperas de turno. De todo hay en la viña del Señor como quien dice. Yo, sin más, lo considero un actor tolerante y tolerable, que de vez en cuando nos brinda una imagen fuera de sí. Y en 3MSC infunda una carga dramática tal a H que es ahí donde llega la sorpresa: que Casas actúa... y siente y padece.
Mario Casas, como una moto
Por lo demás, y teniendo en cuenta lo dicho con anterioridad, 3MSC es una película que cumple con creces lo que se espera de ella: un éxito arrollador. En la taquilla española arrasó como un brutal huracán convirtiéndose en el film más taquillero de 2010. No deja de ser una película pura e inteligentemente comercial, pero este tipo de cine con actores televisivos para un público específico o puede hacerse bien o puede hacerse mal. Y en este caso se dio en la diana, con sumo acierto y mimo para con el libro. El cine para las masas, el más comercial y superficial también puede ser bueno. Federico Moccia aplaudió esta versión a la española de su novela, y eso es un plus añadido. También es verdad que la visión del romanticismo está alejada de toda realidad (lógico que en el libro pasa igual), pero en eso al público le da lo mismo ocho que ochenta, tanto en pantalla como en el papel. Habrá hasta quien diga que 3MSC no es más que una película para fans, de Casas y de Moccia. Y ¿qué? El cine no deja de ser un negocio y un entretenimiento. El público se divierte y los de arriba ganan. Ya lo dijo Álex de la Iglesia: una película muy buena, en una sala totalmente vacía, no es cine. Así que luz verde para que se hagan más films como este. La taquilla patria lo agradecerá.CUIDADO, ESTO NO ACABA AQUÍ:
¿Versión fiel?: Sí, equiparable al éxito de la novela.¿Mejor o peor que la novela?: Ni mejor ni peor, en un término medio ambas se disfrutan.¿Merece la pena?: Sí, siempre y cuando se haya leído la novela y hasta visionado la versión italiana a priori. Nunca, jamás de los jamases, verla solo por Mario Casas sin entender la historia ni los personajes. Se caería en una fácil necesidad de dar de comer a las ansias de un fanatismo latente. Palomitero criticón (categoría de palomitas): mirar ficha cinematográfica.
Filóloga Bibliófila