Si hoy encontrara en una esquina a Tristán, el vendedor de palabras, se las compraría todas, las redondas y rotundas, y las breves y tímidas, porque la força de la llengua materna es mucha, pero llevo nueve noches en las que no me asalta ninguna, y no tengo ninguna bata color granate.
He decidido pasear a orillas del mar por si encuentro pequeños dragones voladores que me den respuesta, aunque todavía no he encontrado las preguntas, siento su presencia y me estremezco.
Aprieto las manos una contra otra hasta hacerme sangy consigo que de mis ojos broten lágrimas de sal a borbotones, pero sigo sin encontrar la pregunta oportuna. Mientras el amor llueve en l´espera, busco palabras, decido organizar un viaje, pero internet me convierte en un viatjer atribolat y cuando estoy a punto de abandonar el intento, esta tarde de octubre se viste de gritos.
La Cuqui y la Aitanadiscuten porque no saben si quieren ir de excursión a contemplar constelaciones o al campo de fresas que en esta época está solo y mustío, yo les he dicho que abandonen el duelo y lo echen a suertes, aunque mejor harían comprando helados en el puesto de Luisa, la gorda.
Cualquier día comenzaré a hacer cajas cinquanta de cinquanta, se las llevo al chatarrero y me voy para que me dejen de una vez en Paz. Siempre sobre sus cabezas hago planear la misma amenaza, pero saben que no me iré, saben, que en las primaveras tempranas adoro las flores silvestres y amarillas que saludan los caminos y hacen brotar palabras.
Me quedaré esperando en la estación de Narbona, nunca mejor dicho.¿Qué hoy esta bloguera no sabe lo que dice? Pasa por http://delaparaulaalmoviment.blogspot.comy tendrás la respuesta o… la pregunta. ¡Nunca se sabe!
® Mª Luisa López Cortiñas