Juancito debe darle gracias a Dios de haberse tropezado en aquel control de tránsito que tan enérgico lo mostró hablando de sus fueros, válidos o no, ante una serena pero frágil muchacha de 22 años, en lugar de un inspector como este, digamos más expeditivo:
Juancito debe darle gracias a Dios de haberse tropezado en aquel control de tránsito que tan enérgico lo mostró hablando de sus fueros, válidos o no, ante una serena pero frágil muchacha de 22 años, en lugar de un inspector como este, digamos más expeditivo: