De la sal a la selva, una ruta prometedora

Publicado el 19 noviembre 2015 por Elguardianbeniano

RODRIGO MARIACA.-

Durante las pasadas seis décadas, el turismo ha experimentado tanto crecimiento como diversificación permanentes, pasando de generar 25 millones de dólares en 1950 a 278 millones en 1980, 528 millones el 95 y 1035 el 2012, generando el 9% del Producto Bruto Mundial, proporciona 120 millones de empleos directos y otros 125 millones indirectos, que representan uno de cada once empleos en el planeta y se proyecta un crecimiento en las visitaciones no menor al 3,3% anual, que a su vez producirá un crecimiento económico del sector del 4,4% que equivale al doble del crecimiento de la economía mundial. Uno de los rubros de mayor crecimiento es el turismo de naturaleza, que abarca especialidades como el ecoturismo y el turismo de aventura. Estas especialidades pueden tener distintos niveles y sentidos de impacto ambiental y social, dependiendo en gran medida de las modalidades y segmentos de mercado a los que se dedique la actividad, así como el modelo de gestión implementado y según el tipo de prácticas que se alienten o restrinjan. La guía conceptual para que los impactos positivos se maximicen y los negativos se eviten o reduzcan, se encuentra en el concepto de desarrollo sostenible. Sin embargo, el reporte del Foro Económico Mundial de 2013 sitúa a Bolivia en el puesto 110 de 140 países medidos pese a incluirnos entre los países con los más altos niveles de biodiversidad y riqueza cultural del planeta. Eso significa que si se revierten los aspectos en los que reportamos menor competitividad, el flujo turístico y el impacto económico podrían experimentar un importante crecimiento que beneficiaría a toda la comunidad.

Sin embargo, los reportes indican que el turismo en el destino turístico Rurrenabaque – Pampas – Madidi ha caído de manera sostenida durante los últimos 5 años, pese a que se han venido desarrollando esfuerzos para mejorar la calidad de los servicios ofrecidos, varios emprendedores han desarrollado nuevos albergues, restaurantes, hoteles y bares, se han intentado diferentes estrategias de mercado y se han cambiado autoridades.

Este destino turístico está compuesto por una amplia región que incluye parte de las áreas protegidas nacionales Madidi y Pilón Lajas (selva), así como el Área Protegida Municipal Pampas del Yacuma (pampas) e incluye espacios en los municipios de Ixiamas y San Buenaventura en el norte paceño y Rurrenabaque, Reyes y Santa Rosa en el Beni.

Se estima que el 70% de los turistas visitan la pampa y 20% la selva, existiendo cerca de un 10% que visitan ambos. Cerca del 47% de los visitantes son europeos y casi un 27% eran israelíes hasta antes del incremento del nivel de exigencias para el ingreso al país de este grupo, norteamericanos y canadienses forman un 7,7% y el saldo proviene del resto del mundo.

El turismo se ha segmentado en dos niveles de presupuesto, con los jóvenes más aventureros y menos exigentes en un lado y turistas de mediana edad, con más intención de gasto y mayores exigencias en cuanto a confort, seguridad y calidad de servicio por otro, esta segmentación se refleja parcialmente en la ubicación de los albergues porque la operación en las pampas es, en términos generales, menos costosa y es natural que las empresas que operan con turistas de menos presupuesto elijan este ambiente, que además ofrece mayores posibilidades de avistamiento de fauna, pero tiene menores posibilidades de realizar operaciones privadas, aunque esta es solo una tendencia.

Otra tendencia es la reserva y pre-venta por internet por parte de las operadoras de segmento de mercado de mayor intención de gasto y la captura de visitantes en la calle por las agencias de menor intención de gasto, ya que las últimas capturan prioritariamente FIT ́s (turistas libres) que llegan al destino con la intención de ahorrar unos dólares buscando comparar y negociar precios. Algunos de los operadores que han optado por la estrategia de mayor número de turistas pero a menor precio han caído en una espiral descendente que les limita las posibilidades de invertir en mantenimiento y mejoras, mientras que otras que han optado por la estrategia de mayor precio pero menor cantidad de turistas

han sufrido por ser más sensibles a las variaciones del flujo de turistas. El flujo principal de turistas proviene de Cuzco que supera 1,4 millones de turistas por año y sus destinos siguientes son, con frecuencia, Argentina o Chile, pero actualmente, el mayor volumen de turistas de un segmento de mercado similar al de Rurrenabaque en Bolivia es Uyuni que supera los 80 mil turistas, pero prácticamente no se captura un pedazo de esa torta. Por eso se ha propuesto realizar un esfuerzo de mercadeo para generar oportunidades de formar grupos de negocios entre operadoras de turismo tanto de Uyuni como de Rurrenabaque, a fin de establecer una ruta Chile y Argentina – Uyuni – Rurrenabaque basada en el mercadeo conjunto y el establecimiento de comisiones y fortalecer la ruta opuesta Rurrenabaque – Uyuni – Chile y Argentina, esto es especialmente posible si se consiguen dos hitos; acercar a las empresas de similar segmento de mercado y establecer ventajas para los visitantes que pasen de Uyuni a Rurrenabaque y viceversa de forma organizada.
Para lograrlo se requiere un conjunto de emprendedores comprometidos dispuestos a explorar estas opciones, la participación del sector de transporte aéreo y un esfuerzo del Estado para apoyar la iniciativa. El punto fuerte de esta propuesta es la posibilidad de ofrecer el cambio radical de paisaje, desde el impresionantemente desértico salar, tan inhóspito para la vida hasta la exuberancia extrema del destino Rurrenabaque – Madidi – Pampas, todo esto en menos de una hora de viaje.

La implementación de esta ruta, junto con la aplicación de medidas para el control de la calidad del servicio turístico, podría revertir la situación de descenso del flujo turístico, abrir el abanico de segmentos de mercado, promover la especialización de las agencias de turismo en Rurrenabaque y sacar de la espiral descendente a las empresas atrapadas en la lucha de precios