Con esta entrada de hoy, daré por terminado mi Diccionario maternal de la A a la Z. Han sido 27 letras y 30 entradas (por aquello de que he repetido alguna que otra letra). Hoy, me despido de este magnífico proyecto de Vero (Trimadre a los 30) con la letra U, de unión (familiar).
Para mí, la llegada de un hijo significa pasar de ser una pareja a ser una familia. Un hijo es un vínculo perpetuo entre dos personas. Como pasa con todo en esta vida, una familia no es igual a otra y, aunque la pareja se rompa, la familia de ese niño siempre serán su padre y su madre (y sus hermanos si los hay).
Un hijo supone una unión inamovible entre dos personas. Es el pegamento que las unirá de por vida e incluso en la muerte. ¿Os habéis fijado que en las lápidas siempre aparecen la madre y el padre del fallecido (hijo/a de Fulanita y Menganito)?
Pero, dejando a un lado temas tristes, lo que tengo claro es que mi maternidad me ha traído un fuerte sentimiento de unión. Como hija, entiendo más a mi madre, a mi abuela y a todas las madres del mundo (comparta o no su forma de hacer las cosas); también más respeto hacia ellas. Como madre, me ha hecho más decidida, más fuerte, más protectora hacia quienes forma mi familia principal (marido e hijos). Estoy dispuesta a luchar contra todo aquello y contra todos aquellos que intenten dañar mi unión familiar, mi familia. Somos una piña.
En mi casa, aunque seamos cinco personas bien distintas y no siempre estemos de acuerdo en todo, en realidad, somos uno. Cinco parte de un todo. Es una unión como pocas. Es una unión que exige respeto y protección los unos a hacia los otros, que emana amor por todos lados, que origina comprensión hasta en los momentos más duros. En esta unión no hay dobles sentidos, no hay malas intención. Las malinterpretaciones se hablan y se aclaran. Se dialoga siempre para llegar a un consenso por parte de todos los miembros. Aunque siempre sin perder de vista, claro está, quiénes son los adultos y quiénes los niños, pero siempre entendiendo las necesidades de estos últimos y tratándoles como personas en construcción.
CONTRAS:
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A veces es muy difícil entendernos todos en esta unión, pero hay que hacer un esfuerzo para mantenerla. En esto todos estamos de acuerdo.
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Hay gente (de fuera) que no entiende o no comparte nuestra forma de hacer las cosas en esta familia.
PROS:
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La unión familiar es una de las uniones más hermosas del mundo. Ese vínculo familiar es único.
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Todos, absolutamente todos, formamos parte de una unión familiar. Aunque no seamos padres o madres, todos somos hijos.
Y, con la U de unión, pongo mi punto y final al Carnaval de la Maternidad. Acabé mis letras. Cierro mi Diccionario. Ha sido un auténtico lujazo formar parte de esta iniciativa de Vero, leeros a cada una de mis compañeras en este viaje (aunque no tuviera tiempo de comentaros a todas). Aprender un poco más de la maternidad a través de vuestros puntos de vista únicos y compartir muchos pensamientos y sentimientos universales. Y también muchas risas y buenos ratos, que no siempre nos hemos puesto serias ;-) ¡Nos seguimos leyendo!
“La maternidad de la A a la Z” es un carnaval de blogs iniciado por Trimadre a los Treinta que consiste en que cada madre participante describa un sentimiento al que ha descubierto un nuevo sentido con la maternidad, o una faceta de su personalidad que desconocía antes de ser madre. El objetivo es crear en red, colaborando unas con otras, un “Diccionario de madres” con el que reírnos, emocionarnos y conocernos un poco más.