Revista Opinión

De la verdad de las cosas solo alcanzamos a percibir un fragmento, pero…

Por Javier Martínez Gracia @JaviMgracia
DE LA VERDAD DE LAS COSAS SOLO ALCANZAMOS A PERCIBIR UN FRAGMENTO, PERO…

    “No, no; el horizonte de nuestra percepción no es el horizonte de la realidad. Por esto Leibniz, cuando quiere definir el síntoma decisivo del espíritu, advierte que no consiste en la percepción, por la cual nos damos cuenta de lo que tenemos delante, sino en lo que sugestivamente llama percepturitio, es decir, (una tendencia a nuevas percepciones), una como sensibilidad para lo que aún no está ante nosotros, para lo ausente, desconocido, futuro, remoto y oculto. Este apetito, esta conación e impulso nos hace rodar más allá de nosotros mismos, aumentarnos, superarnos. Sin ese afán de acaparar el mundo, el hombre sería únicamente la más blanda de las rocas” (Ortega y Gasset[1]).

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DE UNA NARANJA SOLO ALCANZAREMOS A VER SU MITAD; LA OTRA MITAD ES UN AÑADIDO QUE HACE NUESTRA MENTE. PERO ES QUE…

    “Lo que es parte, sólo puede entenderse si lo referimos al todo de que ello es parte —sólo en relación con ese todo es lo que es y tiene su verdadero sentido. La parte es así un órgano de un organismo. (…) Pero (…) si la parte sólo tiene sentido cuando vemos su puesto en el todo a que pertenece, quiere decirse que, por sí y aislada, carece de sentido precisamente porque es sólo parte, por tanto, algo incompleto, puro fragmento (…) Ahora bien, no siendo la ciencia histórica otra cosa que la interpretación de los actos humanos —pincelada, palabra o acción—, podemos resumir en última abreviatura el método histórico diciendo que en él se trata de descubrir cuál es la realidad completa, enteriza, el auténtico todo a que hay que referir el acto humano de que se trata” (Ortega y Gasset[2]).



[1]Ortega y Gasset: “Ideas sobre Pío Baroja”, El Espectador, Vol. 1, O. C. Tº 2, p. 77.

[2] Ortega y Gasset: “Introducción a Velázquez”, O. C. Tº 8, pp. 562-563.



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