De libros no-perdidos y adquisiciones compulsivas

Publicado el 24 octubre 2012 por Nina @NinaRapsodia
Ayer era mi día. Uno a veces no confía en su suerte. Contaré más o menos qué paso para no aburrir con mis parloteos varios.
a) A eso de las 12 del día me llamaron de la Librería X, donde encargué el libro que se había perdido el viernes. No lo tenían en la ciudad entonces tuvieron que mandarlo pedir de la capital. Decidí salir de mi casa e ir por él. Luego de media hora en metro llegué acalorada, reclamé el libro que ya había pagado y como buena hija del vecino me puse a merodear buscando novedades libreras.
b) Cuando llegué a la universidad pasé por el lugar donde quedó olvidado el libro según mi amiga. Al frente hay una oficina de la facultad de Ingeniería y se me ocurrió preguntar si por casualidad alguien había encontrado el libro y lo habían dejado allí. Para mi enorme alegría es que el libro ESTABA ALLÍ, en la mesa de la secretaria y me lo entregó muy amablemente. No se quién lo rescató, pero quise darle un abrazote ninja ahí mismo. Me deshice en halagos y me despedí entre miles de gracias y con una sonrisota en la cara.
c) Para culminar, aunque me veré en una terrible crisis económica no me arrepiento de hacer lo que hice: aparte de que quedé con un libro nuevo, que era el que tenía que reponer y por suerte no tuve (eso me pasa por adelantada, pero soy una prevenida y estoy feliz por ello) había averiguado en la página de la librería un susodicho libro que tenía entre ceja y ceja hace milenios. Lo pensé muchísimo:
Profundidades del organismo Ninístico (dícese de las porquerías que hay dentro de una bloggera)
Cerebro: Te quedarás sin dinero, paturra.
Yo: Pero yo lo quiero.
Cerebro: Tu padre te va a fastidiar si no te queda dinero para la universidad.
Yo: ¡Pero yo lo quiero!
Corazón: Déjense de mierdas. ¿Qué te hace feliz hija?
Yo: Comprarme EL LIBRO.
Corazón: Pues comprátelo hija, puedes irte a la estación del metro a pie.
Yo: ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! *agarra dos billetes de 20 y dos de 10 y se va corriendo por la puerta*
Cerebro: ¡Puto Corazón! siempre me ganas.
Corazón: No te metas entre una lectora y sus libros, cariñete.
Porque soy una troll (ya se sabe) y no quise enseñar mi libros comprados anteriormente (tengo un plan para ellos, pero se verá a fin de año muahaha) Voy a ser benévola y voy a enseñar los susodichos nuevos visitantes de mis sobresaturadas estanterías:

Creo que he visto un lindo cerdito

Cualquier otro día de Dennis Lehane: Cintillas rojas que viene dentro del plástico (las odio). Mi primera novela negra. Me siento un murciélago en una mina de carbón. Es el libro que perdí, recuperé, devolví a la biblioteca y que compré para reponer pero ahora es para mí. Iba en la página 73 pero espero retomarlo apenas termine mi lectura actual. Mi orden de lecturas se basa en  orden de llegada, pero haré una excepción.
Y la joya de la corona, el libro que estaba persiguiendo por cielo y tierra (como las continuaciones de mi adorada 13 balas) Respiremos hondo:

Portada ilustrativa. Yo tengo la edición mostrada arriba

¡POR FIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIN! ¡MI PRECIOSOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡ENTRE TONOS  DE GRIIIIIIIIIIIIIS! ¡OH MAI GAD!
*suspiro e intento de recuperación de dignidad*
Entre tonos de gris de Ruta Sepetys: Hice toda la fuerza del mundo para que este libro llegara a mi país, en serio. Cuando lo pillé en la página de la librería sabía que tenía que ser MÍO. Cuando pregunté por él no lo tenían en las estanterías, entonces me empecé a mosquear. "Si lo tenemos" me dijeron. "En la bodega está, voy por él" dijo el encargado. Y diez sangrantes minutos después, espié detrás de una estantería que tenían dos ejemplares en la mano. Me entregaron el mío mientras yo observaba la horrosa calidad de papel de "El temor de un hombre sabio" y tenía en la mano un ejemplar de "Oscuros: La eternidad y un día" que no pienso comprar (no me levanté sin personalidad). 
Como buena hija del vecino me quejé del precio: 38.000 pesos. O sea 15€ más o menos. El encargado me susurró: "Bueno, te haré el 10% de descuento". Cuando acabé de hacer el cálculo noté que no era demasiado (sólo 3.800 pero algo es algo) pagué y salí volando para la universidad (ya conté arriba lo que pasó cuando llegué).
Y bueno... me gustan los testamentos ¿sabían? Me encanta irme por las ramas y lo saben muy bien. Tengan por seguro que espero devorar estos libros lo más rapido que pueda. Pero no creo, soy una psicorígida y las ganas no me pueden, tengo libros cogiendo pelo de esperar que los lea, como cierto tocho que estoy leyendo ahora mismo. Voy a comerme una galleta, que teclear cansa y por lo visto mi cerebro ahora mismo me odia.