Lo básico, por no decir lo clásico, en una formación política que se dice de izquierdas, es el discurso político, y eso es algo de lo que carece hoy el CPF de IU, imbuido como está en una convergencia de siglas, que no de método, y en un viaje a ninguna parte que puede traer consecuencias a corto plazo y medio plazo.
La guinda del pastel lo pone la política interna donde el juego de corrientes, familias, bandas, partidos con sus correspondientes bandas y sectores, ha sustituido el acuerdo con vocación mayoritaria en cuanto al método, el discurso y el programa, con aventurerismos independentistas que en nada tienen que ver con la vocación de clase y nacional de una fuerza política de la izquierda, que no de la pequeña burguesía de izquierdas.
Por otro lado, creo, que se debería abandonar el proceso recentralizador que ha llevado a mayorías simuladas en el CPF pero que en la práctica está suponiendo, de nuevo, la aparición de los reinos de taifas en IU. Se va al CPF a cumplir con el trámite. Recuperar la federalidad como signo de madurez política no sujeta a los vaivenes coyunturales del momento puede hacer de IU la fuerza creíble que se necesita en estos momentos y para ello es imprescindible recuperar el discurso político, de clase y no continuar en el movimientismo actual desclasado y desideologizado para el que los términos derecha e izquierda no dice nada. Se trata de imprimir a IU el caracter que la sociedad demanda, de soluciones concretas a problemas concretos y planes de trabajo para construir mayorías políticas y sociales, tanto en lo externo como en lo interno.
Por supuesto, esto pasa por desterrar de nuestras filas a quienes desde supuestas posiciones políticas constituyen lobbys de poder que a lo único que aspiran es a realizar supuestas convergencias sin discurso político y cuyo único fin es no apearse de los cargos de poder internos y externos, para ello no dudan en tejer y destejer a su gusto y conveniencia propios y execrables intereses particulares.
La confrontación es legítima, es hasta dura y a veces áspera, pero cuando se reconocen como diferentes e iguales para construir mayorías políticas para avanzar en el discurso, y en las políticas, son hasta saludables, lo otro no, lo otro es medrar para ocupar un lugar en las listas, y de eso ya estamos cansados y cansadas pero que mucho y esto tiene que ver y mucho con la renovación.