" Aquí yace la voz que cautivó al mundo".
Así reza la lápida que acalló por siempre la garganta de una de las mejores cantantes de ópera francesa.
En papel consta que murió víctima de un terrible brote decólera, a finales de 1896 y que la.muerte se llevó a su reino a una de las mujeres más hermosas y misteriosas de su época; pero hay quienes están convencidos de que Camille Monfort no descansa dentro del mausoleo resgaurdado por rejas oxidadas y recubierto limo, musgo y hojas secas.
¡Oh no! Hay muchos que están convencidos de que la tumba está vacía y que la preciosa Camille aún vive y camina por las calles de Londres a sus 154 años, tan bella y tan joven como antes.
El paso implacable del tiempo ha devorado la mayoría de los detalles que podrían arrojar algo de luz sobre esta historia. Como consecuencia solo sabemos que la joven cantante llegó a la brasileña ciudad de Belem con el auge económico de la misma.
El "Theatro da Paz" se convirtió, durante aquellos días dorados, en el centro de la vida cultural en la Amazonía y cientos de artistas europeos probaban suerte en sus tablas; ninguno tan talentoso o cautivador con Camille Monfort.
"La vampira amazona"
Cuenta la leyenda que su voz embelezaba a quien la escuchara, llevando incluso al punto del desmayo a algunos espectadores. Su belleza y talento pronto la convirtieron en blanco para los celos despiadados de las damas de sociedad, que veían descontentas como su presencia hacía suspirar a sus maridos.
Los rumores hablaban de sus largos y solitarios paseos en la oscuridad de la noche, de como bailaba desnuda mojándose bajo la lluvia y se daba baños del champán. Dicen que podía comunicarse con los muertos y que el brote de cólera fue la ocasión perfecta para simular su muerte,sabiendo que cada vez se alzaban más sospechas en su contra.
Cómo las que fueron quemadas en la hoguera,tal vez la bella Camille era solo un alma adelantada a su tiempo. Quizás es cierto el mito y aún vive, o nunca existió.Tal vez sí yace allí bajo el limo,el musgo y las hojas secas; pero es tal el misterio que los años han tejido alrededor de su figura, que nada puede saberse a ciencia cierta.
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