De lo verde a lo GREEN

Publicado el 18 septiembre 2015 por Diariocubano

A quienes desde pequeños nos apasionaban los temas de innovación, y hoy trabajamos en pro del desarrollo de soluciones tecnológicas orientadas a alcanzar consumos eficientes de energía, ya soñábamos alguna vez con ser los artífices de todas esas invenciones, gadgets y dispositivos que parecían de un mundo irreal.

No es una novedad que la mayoría de esos productos y sistemas que les facilitaban la vida a los Supersónicos son una realidad, aunque no hayamos tenido la oportunidad de probarlos; o podrían ser desarrollados sin mayor esfuerzo, pues los sistemas tecnológicos necesarios están disponibles en el mercado. Evidentemente, el mercado del lujo y la comodidad están a la orden del día, lo que nos recuerda las bandas transportadoras, los robots que realizan las tareas que nos molestan y los sistemas que, por ejemplo, nos permiten con un aplauso prender las luces de nuestro hogar como un truco de magia. No obstante, lo que realmente me entusiasma, y lo que desde hace varios años ocupa mi agenda, es la prueba de que el desarrollo de la ciencia y la tecnología nos permite responder a un desafío que requiere el compromiso de todos, la sostenibilidad del planeta.

Las grandes compañías de tecnología hemos encontrado en este reto nuestra razón de ser y tenemos como objetivo ir más allá de intereses inmediatos, como la comodidad y el bienestar individual, aunque sin desmerecer su importancia. Más allá de esto, nuestro propósito es concientizar y promover un adecuado uso de los recursos para generar un impacto positivo en el medio ambiente y, al mismo tiempo, disminuir los costos operativos a largo plazo.

Sin embargo, las iniciativas tradicionalmente conocidas como verdes ya no son suficientes. El escenario actual demanda la generación de un modelo innovador para mejorar el desempeño de las edificaciones y en el cual la tecnología tiene un papel ineludible. Este concepto, que se denomina GREEN (verde, por su significado en inglés), parte de un juego de palabras que simplifica las características que debe cumplir una edificación para materializar esta nueva filosofía: hacerse responsable con el uso de la red eléctrica, adaptarse a cambios extremos, generar mayor cantidad de energía limpia y renovable de la que consume y ser más eficiente e interconectada.

Esta es una apuesta que obedece a una tendencia global que ya evidencia hitos consolidados a nivel mundial. Uno de ellos es el icónico Empire State, convertida en una edificación obsoleta con grandes gastos de energía y de recursos en general. En los últimos tres años, como resultado de una mejora continua de sus sistemas, hoy en día registra ahorros que superan los USD $ 7.5 millones. Sin embargo, no todo se trata de tecnología. Gran parte del proceso de transformación fue posible gracias a la participación activa de los usuarios de la edificación.

En este sentido, cobra relevancia una idea que he venido posicionando desde hace un tiempo: las barreras para lograr los objetivos de eficiencia energética no son tanto técnicas, como institucionales y de comportamiento de las personas. Este es el panorama que se debe superar en América Latina. El consumo de energía en los países de la región tenderá a crecer en los próximos años; no obstante, hay un gran potencial de eficiencia energética. Para aprovecharlo es urgente desarrollar políticas, incorporar expertos técnicos y destinar recursos para vigilar el cumplimiento de los códigos de construcción. Sin embargo, el mayor reto a enfrentar es la falta de conciencia de los ciudadanos y de las empresas de construcción. Para aportar a la mejora de este aspecto es esencial la educación y la concientización que los guíe en la toma de decisiones informadas y basadas en el ahorro y la calidad de vida, en lugar de considerar el coste inicial en la compra o el alquiler de viviendas u oficinas que cumplan estos estándares.

Definitivamente, si la familia de los Supersónicos hubiese pensado en costos, muy pocos de los artilugios con los que nos sorprendíamos y soñábamos para el futuro hubieran sido realidad en la serie de televisión. Estoy seguro que detrás de esa sociedad residía un concepto de eficiencia y responsabilidad que a la de hoy aún le falta fortalecer. Este es el camino si queremos dejar un mundo más sostenible a las generaciones venideras.

Clay Nesler es vicepresidente de Energía Global y Sostenibilidad en Johnson Controls.

Via:: Colombia