En el hospital, los enfermeros y médicos desconocían el paradero de los menores. Unas mudas de ropa y unas gafas fueron el único rastro que dejaron. La policía empezó la búsqueda. Rastrearon todo el recinto del hospital y las calles colindantes. Interrogaron al personal del centro, pero nadie los había visto salir. Para los investigadores era extraño que la joven de 17 años se hubiera marchado por iniciativa propia dejándose las gafas, sin las cuales prácticamente no veía y llevándose con ella a un niño de 5 años. Por la disposición de la habitación todo invitaba a pensar que se habían marchado de forma precipitada.
Las hipótesis se sucedieron durante años. Se especuló con la posibilidad de que Dolores hubiera planificado una fuga con su novio, tesis que finalmente se descartó. Se pensó que pudiera tratarse de un caso de tráfico de órganos. Se barajó la opción del secuestro. Pero a medida que se conocía la historia familiar, la teoría que fue cobrando más fuerza era la de que alguno de sus parientes se los hubieran llevado para ofrecerles una vida mejor, unas condiciones más favorables que las que tenían en el seno de una familia numerosa, sin recursos y sin padre. Algunos indicios condujeron a los investigadores hasta Portugal, donde se pierde el rastro de los menores y el caso, finalmente, es archivado. Es en 1992 cuando David Martínez Madero llega como fiscal a Manresa y reabre el caso al encontar incongruencias en el mismo. Se volvieron a investigar horarios y turnos del hospital, pero en 1988 no había control de entradas y salidas ni tampoco cámaras de seguridad que pudieran captar a los pequeños desaparecidos. La hipótesis familiar volvió a tomar fuerza, pero el caso es archivado nuevamente.
La madre de los menores, desesperada, se puso en contacto con un afamado detective privado que consiguió que el juez citase a declarar a familiares interesados en adoptar algunos niños. Además, averigua que Dolores visitó un familiar el día antes de la desaparición.
Dos provincias separadas por más de 800 Kilómetros. Dos parejas de hermanos diferentes. 25 años de diferencia. Pero en común que a día de hoy aún siguen en paradero desconocido. Esperamos que no pasen tantos años hasta que aparezcan los hermanos Bretón Ortiz y que María, madre de los hermanos Orrit Pires, después de casi 25 años encuentre finalmente a sus pequeños.