Pero a lo que iba, que me voy por las ramas, las mujeres que me rodean y me han rodeado son, en su mayoría, “audaces, decididas y valerosas”, como define la Wikipedia a Daenerys Targaryen, ‘madre de dragones’ (Khaleesi). Gran parte de ellas han tenido que emplear sangre, sudor y lágrimas (literalmente) para compaginar trabajo (o su búsqueda en algún momento) con llegar a fin de mes, criar hijos, extender el ala para dar cobijo a familiares cercanos y no tan cercanos, estudiar, llevar una casa y, en muchos casos, responder a estúpidas expectativas o defender derechos que pueden parecer incuestionables pero que, desgraciadamente, no lo son en muchos casos.
Las mujeres que me han rodeado y me rodean son, en algunos casos madres y en otros no, por decisión propia o ajena, y se han visto cuestionadas por elegir una de las opciones. Algunas de esas mujeres ya no están conmigo, desafortunadamente. Algunas de ellas me han privado de su presencia, pero no de su recuerdo, de sus enseñanzas, de sus máximas, de su ejemplo o incluso (muchas veces lo siento) de su calor y sostén. Gracias a ellas soy lo que soy en gran medida, gracias a ellas puedo decir que probablemente no soy una Khaleesi, pero con total seguridad no soy una princesa.