“Si antes teníamos las notas musicales, ahora tenemos la orquesta completa”
Pero…. ¿células? ¿No íbamos a hablar de música? Toma asiento y quedate un rato a leer, yo invito un trago. Te voy a introducir en un tema tan apasionante como tu disco de música favorito.
Desde que sos un bepi, un universo musical comienza a desarrollarse dentro tuyo, un microcosmos que comienza a escribir las partituras de tu vida; partituras que por empezar ya venían de fábrica: la panza de tu mamá. Si bien el pentagrama musical ya estaba escrito, se comienza a darle creatividad, personalidad y qué mejor que ser un bebé el cuál absorbe todo con honestidad y diversión, pero sobre todo con curiosidad.
Pero no nos quedemos ahí. Proteínas, interruptores, reguladores, aumentadores, represores, activadores, inhibidores, competidores… genéticos. (Agregale todas las palabras que quieras a la lista). La música de nuestro organismo, el de todos los que habitan sobre el planeta y de la naturaleza misma es un complejo sistema de creatividad y bioquímica.
Si bien con este conocimiento comenzó la era moderna de la genética que tanto aprovechamos y muchas técnicas, productos, cultivos, medicinas, etc., fueron desarrollados, la mayoría de dichas alteraciones no pasaban de cambiar algunos graves y agudos en una estrofa o de trasladar algún estribillo taquillero de las células humanas a algún público extranjero en una bacteria. Estilos musicales tan desordenados como el cáncer, aún plantean a nuestros profesionales de bata, desafíos emocionantes pero que muchas veces dan lugar a más puertas y puertas misteriosas.
Ahora, estos misterios podrían comenzar a despejarse. El 18 de Febrero del 2015, se publicó por primera vez un mapa del Epigenoma humano. ¿Epi qué? Para que no te vuelvas loco, “epi” quiere decir “sobre” por lo que estaríamos hablando de un “genoma por encima del genoma”. Lo sé, me odias.
¿Te acordás cuando te dije que por encima del ADN (de las notas ACTG) había mucha creatividad? Bueno, me estaba refiriendo a que vos funcionás y sos una orquesta viviente gracias a que miles de procesos e interacciones se producen para que las partituras de las canciones suenen como “Humano”. Todos los genes que se expresan (o se “prenden”) no solo lo hacen porque sí, sino que la mayoría depende de cierto tipo de secuencias genéticas (de A, C, T y G) que funcionan como interruptores (de tipo ON/OFF). No solo secuencias, también se suman a la fiesta, miles de proteínas que pueden compactar o alivianar el empaquetamiento de nuestro conocido ADN, de forma similar a como tocamos un acordeón. Cuanto más compactado menos genes se expresan y viceversa.
Además, como vos usas esos papelitos de colores como etiquetas, las células también les gusta marcar cierto tipo de genes, como señalizando que “esta frase la cantas más fuerte o este estribillo lo sacas y le mandas un solo de guitarra”. Así como también los silencios son importantes en la música, las células silencian cierto tipo de genes en determinados momentos de tu vida.
Todos estos complejos mecanismos de regulación afectan indirectamente la expresión de nuestros genes, son heredados por nuestros padres y como si fuera poco son influenciados por el ambiente en el cual nos desarrollamos. Todo esto, sin siquiera modificar el orden de una canción. El epigenoma, sería más bien un director de orquesta, pero no cualquiera, sino uno compuesto por miles de integrantes que se comunican entre sí, se señalizan, se compactan, incluso compiten entre sí, para que todas las bandas celulares funcionen con armonía.
Tener un mapa de esta gran orquesta, no solo nos permite relacionarlo y adjuntarlo junto al mapa del genoma humano, el mapa de las partituras. Ahora tenemos realmente un GPS que se encarga de darle play a todo el conjunto de intérpretes bioquímicos que realizan funciones en nuestro cuerpo. No obstante, ahora podemos utilizar ese conocimiento para entender enfermedades en su conjunto, desarrollar fármacos específicos de cada persona, mejorar los cultivos que nos alimentan y entender aún más la misteriosa biología del mundo vegetal, etc. Las posibilidades son infinitas y solo la imaginación puede definir los límites que los recitales científicos van a traernos a lo largo de los años.
Ahora ya lo sabes, si te gustaba la música, podes quedarte tranquilo si tu repertorio no es muy grande. Dentro tuyo tenés más música que todas las generaciones del pasado y todas las del futuro. Te invito a que sigas explorando este universo genomusical de la vida. Anda sacando entrada…
Saludos cordiales.
Autor: Federico Germán Espinosa. Estudiante de Biotecnología.
Refes:
- http://www.nature.com/nature/journal/v518/n7539/full/518314a.html
- http://www.genome.gov/10001772
- http://www.nature.com/collections/vbqgtr
https://www.youtube.com/watch?v=W3Kg9w-srFk - http://www.drgen.com.ar/2014/11/alimentos-naturales/
- http://www.drgen.com.ar/2015/02/alimentacion-consciente/
- https://www.youtube.com/watch?v=sBuZ4mn-NGg