De mareas y de barcos

Por Desmadreando @desmadreando

Querido hijo:

Éste no es una bitácora ni para ti ni para tu hermana así que seguramente no leerás éstas letras. Sin embargo, toda madre debe tener un lugar donde esconderse, un sitio donde poder gritar mordiendo la almohada para después sonreír dulcemente, un baño donde llorar frente al espejo mientras el rimel se escurre por los ojos o mejor aún un blog en donde poder vaciar las letras que llegan al alma.

Hoy quiero escribirte para contarte un secreto. Creo en las casualidades, eso seguro ya lo sabes y cuando crezcas se reirán de mi tú y tú hermana, pero curiosamente serás Piscis como mi padre. Una casualidad hermosa porque tú hermana es Tauro como mi madre. Así que sé que pagaré con ustedes ¡todo lo que les hice yo a mis propios padres!

Además, ya sabrás que tú hermana lleva el nombre de mi padre porque tristemente el abuelo no pudo conocerlos físicamente. Me hizo especial ilusión llamarla como él pues así estaría presente cada vez que le nombrara.

Tú tendrás algo especial: un reloj que dejó tú abuelo para cuando nacieras. Un reloj de oro que siempre llevaba puesto y le servía para llegar a tiempo a todos sitios. Ese reloj que marcaba las horas y le servía para gritarle a la Yaya que ¡nunca estaba lista a tiempo! Sin embargo, yo quería que además de eso, el día que nacieras tuvieses algo que evocara a mi padre.

Fue así como recordé que en mi infancia cuando estaba aburrida siempre le pedía a mi papá que me hiciera un barquito de papel. Tú abuelo hacía los mejores barcos. De todos los tamaños. Desde el más grande al más chiquito. Era tanta su afición que en reuniones de trabajo el abuelo seguía haciendo barcos y fue así como llegó a tener una enorme embarcación de barcos de papel en su despacho. Mientras más pequeño el papel, mejor era el reto. Esa gran colección le tocó a tú tía pero cuando supe que serías niño le pedí dos barquitos para ti.

Curiosamente la primera “nana” que escuché a tú padre cantarle a tú hermana y que aprendí fue la de “Había una vez un barco chiquito” por lo que todo cobró sentido.¿Casualidad? Quizás….

Y entonces me entró la locura: quería decorarte el cuarto con barcos de papel. Gracias a éste blog, a éste espacio, he encontrado amigas 2.0 se dejaron la piel buscando los colores perfectos, las artesanas perfectas e incluso pusieran a coser a sus madres para que el día que llegarás tú llegará el mejor barquito de verdad a mi vida.

Querido hijo, hoy hace seis años tú abuelo no está conmigo. Hoy enciendo una vela y hago un barco y lo dejo ir pero se que ese barco volverá siempre porque está conmigo, está contigo y me ayuda a navegar esa gran tormenta de arena que dejó cuando se fue.

No le pido a Dios que reescriba la historia, le regalo la Gloria  con puñales de amor…pido a Dios que ponga besos cuando él me duela…

Sigue navegando hijito mío que pronto nos encontraremos, por ahora sigo sintiendo tú marea intensa dentro de mi ser. De hormonas,de patadas, de existencias y de vida que hacen que la partida de mi padre me sepa menos dura…

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Gracias Nerea, Jaione, Valentina, Teresa y Sara porque sus barquitos hacen que mi padre esté conmigo.