De "masas" y "mayorías": democracia y políticos

Por Revistaletralibre

Por Eduardo Armenteros
Casi en estos mismos días diversas "mayorias" europeas votaron asuntos tan diversos como:
  • En Irlanda, la legatización del aborto.
  • En Portugal, la ilegalización de la eutanasia.
  • En España, la legitimidad moral de que Pablo Iglesias e Irene Montero, sin menoscabo de su ideario político, se comprasen una chalet de 600.000€ en una zona residencial de Madrid.
Además, en estos mismos días a Pedro Sánchez -que no tiene la "mayoría" en el Congreso de los Diputados- no le importó apoyarse en otras minorías y obtener así la "mayoría" precisa para hacerse Presidente del Gobierno.
De esto último, nada que reprochar, pero sí algo que advertir: la "mayoría" que en Sánchez se ha aupado para llegar a la Moncloa está compuesta por:
  • Esos populistas que deciden qué es coherente según les venga. 2+2 puede ser cinco si la "mayoría" lo decide.
  • Esos independentistas que hace meses, teniendo dudosa "mayoría" en su Región, han puesto en jaque mate al Estado Español.
  • Esos nacionalistas (no sé si en breve también independentistas) que una semana antes habían aprobado los Presupuestos Generales de Estado aliándose por intereses económicos con el mismo partido político que ahora dejan caer. ¿Es que entonces a ellos no se les había filtrado el contenido de la sentencia de la Gurtel y la caja B del PP?
Por otro lado, tampoco a las "mayorías" de la mayoría de los partidos políticos españoles les parece importar mucho que en sus organizaciones haya casos clamorosos de corrupción. O si les importa es por tacticismo electoral; dudo que sea por principios y valores.
Siento (o no) desconfiar de la "mayoría" de la clase política: de la que está a la derecha o a la izquierda, y de la que está arriba o abajo...
Política y mediáticamente, el mal moral de la corrupción sólo sirve como arma arrojadiza para el "y tú más". Y, cuando se celebran elecciones y los votantes deciden con sus votos, sus papeletas tienen un sacral poder absolutorio: "Te perdono". Todo resuelto. Ya no importa que se haya robado. Si la "mayoría" opina que la corrupción no es no es mala, ésta comienza a ser buena.
La "mayoría" decide qué es bueno y qué es malo. Por eso, aun teniendo todos graves problemas de corrupción, unos políticos obtuvieron la mayoría en el Sur y en el Sur gobiernan; otros obtuvieron la mayoría en el Centro y en el Centro gobernaron hasta ayer; y otros la obtuvieron en el Nordeste y allí gobiernan ocultando sus "vergüenzas" en las glorias de una bandera. Claro, una es la responsabilidad "política" y otra la "judicial". Dicen ellos.
La democracia es una de las más grandes aportaciones de Occidente a la Humanidad. El menos imperfecto de los sistemas, dicen. Debe ser cierto. Mejor esto que ser esclavo en el tiempo de los faraones.
En el fondo, el secreto de la democracia no radica SÓLO en el aserto "cada hombre un voto" (Ahora hay que decir "cada hombre y cada mujer") y en la indispensable separación de Montesquieu de los tres poderes.
Sino en la obligación de las élites políticas que gobiernan de educar en libertad y en inteligencia a cada ciudadano. Sí, en los tiempos líquidos de la postmodernidad sigo siendo un "socialilustrado". La diferencia entre la "mayoría" y la "masa" la dirime la educación.
Educación que en España, igual que la Justicia, después de 40 años de democracia, sigue sin funcionar bien. Pura casualidad... No en vano, la "masa" de los políticos españoles de la legislatura recién acabada no supieron (quisieron) ponerse de acuerdo para dar a la "masa" del país un Pacto Educativo.

Sin educación, los políticos no hacen "mayorías" sino "masas". ¿Se imaginan unos políticos que respecto a los ciudadanos que representan no padecieran el síndrome de Procusto?