De México a la milonga, del chapulín al choripán

Publicado el 25 mayo 2016 por Marcelocuentero @MarceloCuentero
Hace un tiempo que el DF (Distrito Federal) pasó a llamarse Ciudad de México (CDMX), un cambio que involucra varias cuestiones jurídicas y jurisdiccionales, pero todo el mundo sigue diciendo “de-efe”. Son las fuerzas de la costumbre. Como en Córdoba, que todos decimos “el Cható” para referirnos al Estadio Mario Alberto Kempes, o decimos “Palacio Ferreyra” cuando citamos al Museo Evita. Nos acostumbramos a los nombres, aprendemos a identificar de una manera y luego el cambio cuesta, lleva tiempo. A muchos en Córdoba nos encantaría que la Av. Colón tuviese otro nombre, sin embargo pasarían generaciones para que la sociedad incluyera el cambio como elemento cotidiano. Por eso el DF, que ahora se llama CDMX, se debate entre sus dos nominaciones, como se debatían en mi cabeza (otra vez) las ideas que de México me habían impuesto. 

Porque, lamento decepcionar al público, México no es mariachis, tequilas, El Chavo y el picante. Es muchísimo más que eso, es un país inmensamente diverso y lamentablemente esa diversidad no la vemos en las películas. Es más, recién el último día de mi estancia en CDMX escuché mariachis cantando cerca de la casa. México también es mezcal, banda, conchas rellenas de cajeta (posta, no miento), Frida y Diego, murales inmensos, chile habanero, construcciones monumentales, contingencia ambiental, Jaime Sabines, tamales a las nueve de la mañana, paredes y voces que reclaman vivos a los 43, que gritan “Ni una más”; tanto pero tanto por conocer…
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