I
Donde reina el amor, sobran las leyesPlatón
En diciembre de 1993 era corresponsal de guerra para una radio pública local ubicada en Florencia. Asignados a cubrir fuentes de la parte bosnia durante el sitio de Sarajevo, logramos concretar tres entrevistas con combatientes emplazados en la periferia de la ciudad. El primero de ellos, de profesión filólogo, declaraba: “El amor a esta causa está llevándola lejos, y nos dará la victoria.” Los dos siguientes, un repartidor de comida y un ex – empleado de gobierno, coincidían en atribuir la lucha y la resistencia a un amor desmedido por la libertad de su raza. Dos días antes de partir, fuimos testigos directos de un enfrentamiento desde nuestro hotel. A pocos metros de distancia, cayó como piedra un joven que no rebasaba los quince años, fulminado por dos tiros de fusil que lo atravesaron por la nariz y la tráquea. En el homicida, que alcancé a ver por unos segundos, reconocí al filólogo de días atrás.Regresamos a casa un viernes. Al llegar a casa mi mujer, que estaba embarazada, me abrazó y después de unos minutos en silencio, dijo en mi oído: “Amor”. Rompí a llorar.
II
El corazón tiene razones que la razón no comprendePascal
La quinta noche de mi servicio en la Policía Federal fue la más difícil de mi carrera ahí. Recibimos una llamada reportando gritos en un departamento del centro de la Ciudad. Al llegar, encontramos a una mujer de unos treinta y cinco años y al cuerpo de una niña, de año y medio de edad, ahogada en una cazuela de peltre en el lavadero de la terraza. Durante la toma de declaración, la mujer se dijo culpable de inmediato y explicó que la niña, hija suya, había sido diagnosticada con VIH por tres médicos diferentes. Todos le auguraban pocos meses de resistencia, meses dolorosos, agónicos, que no podían un final diferente al habitual. Las últimas dos semanas, dijo, la vida de su hija había sido infernal, y no era más que el inicio.Aunque lo intenté, no lograba disimular mi desprecio, pasmo y contrariedad ante su relato. No dijo nada al respecto, hasta que hubieron de asignarle una celda. Mientras se la llevaban, alcanzó a decirme: “Este es su trabajo, pero le puedo decir que usted nunca ha amado a nadie. Si supiera bien lo que es amar, usted no me vería con esos ojos.”
III
La raíz de todas las pasiones es el amor. De él nace la tristeza, el gozo, la alegría, la desesperación.Lope de Vega
En la última mañana de sus ochenta y tres años de vida, un hombre se levanta y desayuna carcomido por la sensación de que, precisamente ese día, hay algo que tiene que hacer. Por la tarde, tendido en el sillón y con la vista fija en un programa vespertino de concursos y espectáculos, recuerda que es el cumpleaños número diez de su nieto, a quien ha prometido llamar para darle una sorpresa y anunciarle un regalo largamente prometido: un campamento en Vancouver el próximo verano. Lo apunta todo en un papel, con ánimo de no olvidar nada. Al acercarse al teléfono, se da cuenta de que no recuerda el número. Tres hora más tarde, sigue sin recordarlo. Solloza, pero el rumor de su nariz es silenciado por el ruido del televisor, la repetición de un programa de bromas grabado en Miami varios años atrás...