Después de mucho buscar hemos encontrado un piso hermoso, luminoso y con espacio para todos en un municipio que está a tan solo 5km de la capital, donde hemos vivido siempre, por lo que será más fácil habituarse a vivir allí. Estamos muy felices.
Mi pequeño Casato y mi princesa guerrera tendrán su propia habitación, ¡por fin! Y no lo digo para que se vayan a dormir allí….porque pensamos seguir colechando con ellos mientras que lo deseen, de hecho hemos rechazado muchos pisos preciosos, incluso casas, por no tener el dormitorio principal lo suficientemente grande para que entre nuestra súper cama (formada por la cama de Casato, nuestra cama grandota y la cunita de mi princesa), lo digo para que por fin tenga un espacio propio donde jugar tranquilos, a su gusto, tirarse en su alfombra e inventar mil aventuras, donde puedan estar cuando les apetezca estar solos o estudiar cuando tengan edad para ello…. Y yo por fin me sentiré feliz por ello.Además necesito ese cambio, necesito renovarme de ese modo, cambiar de ese modo, me vendrá bien para centrarme y sacar adelante de una vez todos mis proyectos.
Pero como he dicho, todo esto nos está dejando un estado de estrés tremendo, sobre todo porque se junta con otras cosas que nos impiden estar en casa e ir preparándolo todo desde ya… pero no solo nos afecta a nosotros, a los niños también.
Y digo esto porque no se tiene en cuenta que los niños también sienten, se estresan y sufren.Ante estas situaciones en los que todos estamos nerviosos ellos acaban por contagiarse además de encontrarse frente a un nuevo reto personal que deben superar y al que, lógicamente les cuesta hacerse.
Casato está especialmente nervioso estas semanas, están siendo demasiados cambios de rutina para él. Ahora no pasamos el día en casa, sino en casa de mi suegra pues la operaron y debemos estar allí para cuidar de ella mientras se recupera. A esto le sumamos todo el tiempo que hemos empleado en ver casas, pisos y en el que siempre nos han acompañado nuestros pequeños. Casato siempre ha querido venir y la verdad que nos ha venido genial porque los niños tienen un sexto sentido muy importante que les dice cuando están agusto en un sitio y cuando no y en muchas de las casas que visitamos quiso salir por patas de allí casi al entrar…tiraba de mí para que nos fuéramos y yo he confiado en ese instinto por muy bonita que fuera la casa. También lo estamos preparando para el cambio poco a poco.
Así que ahora mi pequeño está con los nervios de punta, mucho más mimoso que antes, reclama su tetita con muchísima más asiduidad, quiere dormir abrazado a mí y dice que tiene miedo, nos pide brazos constantemente y llora y se enfada casi por cualquier cosa…está estresado, como nosotros, hacen tan solo cinco meses que su vida cambió radicalmente con la llegada de su hermanita y ahora le espera otro reto: cambiar el hogar que ha sido desde que nació por otro. Lo está pasando mal.
Hasta hace poco, él nos decía que no…que nuestra casa no era pequeña, cuando le explicábamos por qué debíamos marcharnos a otra casa. Nos decía -¿no ves qué alto es el techo? Y entramos nosotros, ¡no es pequeña!- y es que para él es duro cambiar su hogar al igual que lo será para nosotros.
Ahora y desde hace seis años que nos vinimos a vivir en pareja, vivimos en un pisito de 45 metros, en una buena zona de la capital. Y aunque este piso se nos quedó demasiado pequeño hace ya tiempo, ha sido y es aun nuestro hogar perfecto, pues aunque no haya espacio para nada más hay grandes historias vividas aquí dentro, muchas vivencias, recuerdos, mucho mucho amor, pues aquí formamos nuestra maravillosa familia.
Así que claro que me dará pena, mucha, seguramente que lloraré cuando me vaya de aquí, me cuesta marcharme aunque sea para mejor, pero sé que será lo mejor que podemos hacer, soy adulta, comprendo.Pero ellos no, ellos son pequeños, para ellos el espacio es relativo, Casato aún no comprende por qué no puedo ponerle su alfombra de carreteras en el cuarto o por qué tenemos que pasar de lado para ir hasta los sofás….él siempre ve espacio, es pequeño, para él está bien así, le cuesta comprenderlo, asimilarlo.
Pero por ello intentamos estar con él todo lo que podemos, abrazos, besos, teta, colecho y mucha, muchísima empatía y comprensión pues no debe ser nada fácil para él. Le viene bien a él y me viene bien a mí, que recibo tanto amor por su parte que me siento inmensamente plena y feliz al lado de mis hijos.
Ahora está ilusionado, le enseñamos el piso, le dije cual iba a ser su habitación, le dije que alli podrá tener todos sus juguetes y su alfombra y tiene ganas de irse, espero que se adapte bien, seguro que si.
Mi pequeña, por suerte, aún no se entera, ella es feliz mientras tenga a mami cerquita de su cuerpo, su tetita y a su papá y su hermanito a su vista, así que al menos ella se enterará menos, así puedo centrarme más en su hermano que tanto nos necesita ahora.
Pero sé que en poco tiempo nos acostumbraremos a vivir alli, haremos de aquél piso nuestro hogar y mis hijos serán mucho más felices que aquí.
Y ahora aprovecho para avisarte de que, en algo más de un mes, estaremos tan liados con la mudanza que no podré estar por aquí ni por las redes apenas durante un tiempo pero que, una vez que nos instalemos en nuestro nuevo hogar, volveré a mi rutina con muchas ganas y energías.
Un abrazo enorme y gracias por leerme.Graci