De Música de San Agustín - 1ª parte

Por Bcmt
Ni la persona ni la obra de San Agustín (ca. 354-430 d. C) han adquirido aún el lugar que les corresponde en la historia de la música. Existe una bibliografía de referencia sobre la aportación musical de los padres de la Iglesia y, en particular, sobre la suya, aunque, desde mi punto de vista, y comparándola con la que han suscitado otros autores y pedagogos de la Antigüedad y Edad Media, es de menor importancia.
Sorprende la ausencia de una entrada específica «Agustín de Hipona» o el escueto comentario que su obra merece en voces como «Teoría» en algunos de los diccionarios más exhaustivos de la musicología. Resulta también extraña la falta, en nuestra lengua, de un ensayo relevante sobre la contribución a la música, bien desde el punto de vista teórico, bien como contribución a la praxis musical. 
De todo ello, se concluye que sigue habiendo un desconocimiento y falta de utilización de las informaciones que se encuentran en su obra relacionadas con la música y una cierta ignorancia general sobre la existencia de su diálogo De Música, probablemente escrito entre los años 387 y 381. También es patente que seguimos adjudicando innovaciones o transmisiones de la teoría musical griega a autores o pedagogos del siglo V y posteriores, cuando esas informaciones ya fueron expuestas a finales del siglo IV por San Agustín. 
La redacción del De Música coincide con el final de su etapa en Milán, en la que parece evidente que conoció y escuchó el rito ambrosiano que se cantaba en dicha ciudad. Su presencia en lugares claves de la formación del canto litúrgico hace aún más capital cualquiera de las enseñanzas o comentarios con respecto a la música que encontramos en sus escritos. Es significativo que la redacción de este diálogo coincida también con sus últimos años en Milán, etapa final de docencia y última etapa, sobre todo de su «paganismo». Podemos pensar, y algunas frases de sus Confesiones y de las Enarrationes in psalmos lo confirman, que la belleza del rito ambrosiano tuvo alguna incidencia, por lo menos emocional, en su acercamiento y conversión al cristianismo.
Es indudable que la complejidad de algunos de los aspectos filosóficos del De Música ha supuesto un obstáculo para su generalización, pero no debemos olvidar que representa un puente entre dos concepciones estéticas, el platonismo y el cristianismo, y que puede contener pistas perspicaces sobre la concepción musical de la cristiandad primitiva. Para mí no es válido ese argumento, explotado hasta la saciedad, de que el De Música no es un tratado sobre música, sino sobre métrica o filosofía. En este sentido tenemos desde los que descartan todo el libro hasta los que especifican, como Fubini, que solo el primero y el último de los libros de los que se compone sería sobre música, porque los demás «pueden definirse como un tratado de métrica».
No veo con qué criterio, con qué autoridad, un investigador del siglo XX o XXI puede cuestionar el título que uno de los grandes pensadores de la Humanidad da a uno de sus escritos. Al menos yo no me siento capaz de poner en duda que si Agustín de Hipona dice «confesiones» sean confesiones y que cuando dice «de música» sea un error porque esté queriendo decir otra cosa. Al contrario, si él titula música a un tratado de métrica... yo pienso que esta indicando cómo se estudiaba entonces la música o cómo se componía, interpretaba o pensaba. 
Solange Corbin, esa gran especialista de paleografía y teoría de la música medieval, ya comentaba en 1962 que Agustín de Hipona, le maître à penser de la Alta Edad Media, no era el típico pedagogo de tratados técnicos. Sin embargo, yo no creo que sea diferente por tratar la música como parte o como continuación de las disciplinas del lenguaje, y ya Plutarco, un siglo antes, en su propio diálogo también titulado De Música, comenta que la música empieza ahí donde termina la gramática, algo que Jeremy Yudkin demostró a la perfección en su traducción del Anonimo de St. Emmeran. Si, como parece, Agustín tenía pensado completar su De Música con una segunda parte que versara más específicamente sobre la melodía, podríamos pensar que su diálogo sería un estudio sobre el ritmo. Nada extraño hay en separar los parámetros del ritmo y la melodía, para estudiarlos con profundidad, se hace desde el principio de los tiempos. Y conociendo la teoría musical de la Edad Media a nadie puede sorprenderle que el estudio del ritmo se haga desde la métrica. No se hacía de otra forma. Nadie estudiaba el ritmo desde el conocimiento de los signos con los que se indicaba la duración.
En una próxima entrada de este blog profundizaré en este tema que hoy termino con la reflexión de Corbin sobre el De Musica, que yo creo la clave para posicionarse cuando uno quiere estudiarlo y entenderlo:
«La ciencia de la música no es una cosa simple, una especie de solfeo que se asimila desde la infancia; es una educación del pensamiento, una doctrina filosófica».