De nobleza y martirio

Por Santos

Pregunta: Mel, me tienes que explicar algunas cosas (tu que eres la experta en santas mártires) ya lo hable con Ramon, pero no me quede convencido. Se trata del martirio a los nobles cristianos romanos (según Ramon no podian torturarlos, eran conducidos a su muerte directamente) y yo digo...que habria excepciones, ¿no? Saludos. España

Respuesta:
Pues yo no pretendo tener la última palabra, pero supongo que alguna excepción habría, porque no conocemos de primera mano todos y cada uno de los casos de los nobles martirizados en lo ancho y largo del antiguo Imperio Romano –más que nada porque conocer de primera mano significaría haber estado presente, cosa imposible por tiempo y por espacio- pero en principio lo que te ha dicho Ramón es lo más probable y verdadero, es decir, es una postura que yo comparto.
Para estudiar este tema tenemos que desentendernos un poco de los relatos fabulosos de martirios a los que estamos acostumbrados, porque tienden a exagerar en muchas cosas, empezando por atribuir un origen noble a la mayoría de los mártires, lo cual es absurdo. Especialmente si tras esto añaden una retahíla de tormentos imposibles de soportar y que no casan con el estatus social que se le acaba de atribuir a esa persona. Origen noble y tormentos, en general, no van juntos cuando hablamos de alguien que está bajo un proceso jurisdiccional romano cumplido con regularidad. Me explico:
La nobleza en la Roma antigua viene determinada no sólo por el estatus social y económico sino por la ciudadanía, que en principio fue un privilegio propio de las grandes familias de la urbe y que fue siendo concedido paulatinamente a aliados en las guerras, licenciados en el ejército y gente romanizada de otras naciones que lo ganaba por méritos políticos o militares. Este derecho de ciudadanía romana, entre otras muchas atribuciones, establece que un ciudadano romano no puede padecer humillación pública, tortura ni muerte ignonimiosa, entendiéndose por esta toda muerte que no sea la decapitación o la muerte rápida a espada. Tan sólo podía aplicarse una flagelación breve en caso de que tuviera que decidirse castigo físico.
Los ejemplos que puedo poner son muchos, a riesgo de caer en contradicción con lo que he dicho al principio, porque no me queda otra que volver a textos poco fiables –en razón de que son muy posteriores a los hechos que relatan-. Jesús, y San Pedro, en tanto que no ciudadanos romanos, padecieron la muerte ignonimiosa por crucifixión. San Pablo, que con ser judío de nacimiento había ganado la ciudadanía romana, murió decapitado, aunque algunos latigazos se llevó de tanto en tanto. Los esclavos, en tanto que no sólo no ciudadanos, sino también no considerados seres humanos, estaban expuestos a todo género de maltrato o muerte.
Las mujeres no eran ni podían ser en ningún caso ciudadanas, pero disfrutaban del derecho de ciudadanía de sus maridos, si éstos habían acumulado suficientes méritos para que les alcanzara a ellas. Así, a una noble matrona romana como Santa Cecilia se le concedió el privilegio de ser juzgada en privado para evitar su humillación. Después se le concedió el lujo de morir asfixiada en el baño de su casa –una muerte muy honrosa, según la mentalidad romana, como lo era también el abrirse las venas-. No pasó por ningún tormento, como tampoco su marido Valeriano y su cuñado Tiburcio, que también eran de familia noble según las actas.

Sin embargo, como te decía al principio, no quito que hubiera excepciones. En el año 212 d.C el emperador Caracalla extiende la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio. No es que fuera un filántropo: al hacerlo, despojaba a este derecho de todo su valor humano, porque si algo deja de ser un lujo para unos pocos y pasa a ser algo común y general, deja de tener valor. A partir de este momento, es de suponer que sólo la moralidad y honradez –más bien sensatez- del magistrado juzgante determinará lo deseable para una persona noble. Será posible que una persona acomodada sea humillada o maltratada, como Santa Perpetua, que fue exhibida desnuda en la arena y arrojada a las bestias, pero semejante proceder será rarísimo y motivo de escándalo. Por ejemplo, el caso de Santa Teonila, mujer de alcurnia, que como fuera golpeada y pisoteada en público, amonestó al prefecto diciendo: "Tú verás si está bien que a una mujer noble la atormentes de este modo". Y no faltan alusiones en las actas de los mártires donde se ve al público protestar cuando a una persona noble no se le da el trato debido a su estatus; y también hay casos al revés, en que se tiene consideración a esta situación y es tratada como se merece, es decir, dignamente y sin tormento. Es decir, que si no conviene tomar las actas de los mártires al pie de la letra, muchas veces nos dan claves esenciales para entender este fenómeno.

En resumen: la ciudadanía romana, y el estatus social, condició casi siempre el destino de una persona. En una sociedad que es desigual, el trato que se da en justicia a las personas es desigual, y siempre ha sido así. Sobre un pobre, sobre un extranjero y sobre un esclavo podían recaer todo tipo de humillaciones, tormentos y géneros de muerte. Pero un ciudadano, y además de alcurnia, era más que probable que se librase del tormento y recibiera una muerte rápida. En ello también estaba comprometido el prestigio del magistrado, que cuando terminaba su mandato se sometía a una inspección por parte de la autoridad y podía ser severamente castigado si había cometido abusos en sus gestiones. Si ha habido excepciones –por la mala praxis de un magistrado o porque el derecho de ciudadanía había perdido valor- son las que confirman la regla: que una persona nacida entre las principales familias de Roma o que ha ganado derechos por los servicios prestados al Imperio no puede ser tratada como un esclavo.

Como ves es un tema muy complicado porque el antiguo Imperio romano fue un territorio inmenso y la realidad en cada una de las provincias muy distinta. Sólo te he expuesto la teoría y la praxis general y deseable según la legalidad romana, pero asegurarte esto al 100% es imposible, hubiera tenido que estar yo allí y verlo.

(En la imagen, pintura historicista de E. Long, titulada “¿Diana o Cristo?”, en la que se representa a una joven cristiana noble en el trance de decidir si sacrificará a Diana, y vivirá, o seguirá fiel a Cristo, y morirá).
 

Meldelen.

Más que sobre santas mártires, en historia es donde eres una crack; porque esta cuestión es de historia. Y en cuanto a los santos, una vez más se prueba que las excepciones sólo confirman la regla.

Ramón.

7B1820B6   8cd9bd436016ed5c9dc55702631cd7ff