By any other name would smell as sweet.”
~William Shakespeare, Romeo and Juliet
Pensé mucho los nombres de mis hijas –Elisa y Alessandra– horas y muchos acuerdos con mi ex. Finalmente quede conforme con los resultados, me gustan los nombres de mis nenas y no los cambiaría (aunque me encantaba Matilde para la chica).
En mi ciudad es tradicional ponerle nombre a las casas, en vez de números. Y no sé si alguna vez lo han pensado, pero ponerle nombre a una casa es casi tan complicado como ponerle nombre a un niño; supongo que porque en cierta forma, cuando construimos una casa, ésta también se convierte en nuestra criatura.
Mi casa es una cabaña de madera, así que le puse “Huacalli” que significa ‘cajón’ en Náhuatl (justo estaba leyendo una novela mexicana que traía un diccionario náhuatl/español al final), y si la hubieran visto en plena construcción hubieran dicho que nombre más apropiado no existía, porque mientras no le pusieron el techo, realmente parecía un cajón de madera
Cuando mis padres construyeron su criatura –una preciosa casa rosada y azul que mira el mar desde uno de los cerros que rodean mi ciudad– mi madre estaba muy ilusionada con la elección del nombre. Mamá y yo somos muy parecidas: cuando tenemos un proyecto es difícil que no nos entusiasmemos y pongamos muchas energías en lograrlo (solo que ella es más constante que yo, así que el porcentaje de concreciones es mayor).
Ella quería algo sonoro y significativo para su nueva casa (era importante que cumpliera esos dos requisitos) así que desempolvó todos sus diccionarios: el de la RAE, los de sinónimos y antónimos y hasta los de portugués y francés (ingles no, creo que se moría antes de ponerle un nombre en inglés), y después de mucho buscar, al final se decidió por:
cimbel.
(Del cat. cimbell, y este del lat. vulg. *cymbellum, dim. del lat. cymbălum, especie de platillos, por alus. a la campanilla empleada como señuelo).
1. m. Cordel que se ata a la punta del cimillo, donde se pone el ave que sirve de señuelo para cazar otras.
2. m. Ave o figura de ella que se emplea con dicho objeto.
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O sea que, básicamente, Cimbel significa ‘señuelo’. Estarán de acuerdo con que es un nombre sonoro y significativo(la casa sería tan bonita que te invitaría como un señuelo, y lo hace, doy fe).
El trabajo de semanas de investigación había dado sus frutos: la casa se llamaría ‘Cimbel’. Mi madre estaba contenta.
El tema es que cuando por fin le comunicó a mi padre la elección del nombre, papá pensó un poquito, miró la casa -que ya estaba casi pronta y solitaria en su cerro- y dijo:
“Cimbel... Cim-bel... Cima bella. Me gusta.”
Mamá casi se muere.
EriSada