Después de un tiempo de reflexión y de introspección he decidido retomar la actividad en el blog. Eso sí, sin periodicidad fija. La periodicidad me agobia cada día más y ya vamos teniendo una edad…
Pero me apetece volver a “casa” y a seguir con la denuncia pública de las situaciones que seguimos padeciendo las mujeres, solo por haber nacido mujeres. Y si alguien se siente ofendidito, pues tiene dos trabajos, como decimos por mi tierra, ofenderse y desofenderse.
En este tiempo en el que no he dejado de escribir, pero si dejé de hacerlo aquí y en castellano, me he dado cuenta que, aunque las mujeres jóvenes que vienen detrás vienen con fuerza, el mal que se ha hecho al feminismo radical con el borrado de las mujeres que ha conllevado la aprobación de leyes como la ley trans o la del sólo sí es sí de la nefasta etapa de Irene Montero y su “feminismo de brilli brilli” va a tardar mucho en ser reparado.
De nuevo, la perversa alianza entre el capitalismo y el patriarcado se ha cebado en las mujeres. Y lo ha hecho como siempre camuflándose de falsa libertad de elección y negando la realidad material del sexo para intentar que sea sustituido por la construcción social que es el género para una vez más, satisfacer a los hombres.
Pero esta satisfacción de sus deseos conlleva la pérdida de derechos para las mujeres y las niñas que vemos como, una vez más, los deseos masculinos son más importantes que los derechos de las mujeres.
En sus diferentes versiones y desde los INCELS pasando por aquellos que creen que ser mujer es sinónimo de tener ventajas de todo tipo y por eso de la noche a la mañana se “sienten” mujeres usurpando y ocupando nuestros espacios seguros, hasta los que se han inventado un neolenguaje para no llamarnos lo que somos, mujeres, todos ellos tienen algo en común: sus privilegios masculinos intactos.
Por eso es más necesario que nunca que el feminismo radical, el único que va a la raíz de la opresión de las mujeres, sea reivindicado como necesario. Porque sigue siendo en único movimiento que no entiende de clases sociales, porque es internacionalista, porque tiene memoria y la reivindica, así como las aportaciones de las mujeres a la construcción de la historia.
Aunque solo sea por hacer recordatorios puntuales de su necesidad en la actualidad frente a otros movimientos impulsados por esta pseudoizquierda que en realidad ha comprado todos los postulados neoliberales y se los ha apropiado dejándonos a las feministas radicales prácticamente huérfanas de voto, aunque solo sea para eso, he decidido volver a ocupar mi espacio por antonomasia, aquel (mejor dicho, este) al que mi amiga Maite denomina “mi hijo” y que es este blog.
Y por esa necesidad puntualmente volveré a escribir en este espacio que tantas alegrías me ha dado.
Gracias a quienes podáis leerme ahora o en el futuro y nos seguimos viendo por aquí.
Cordialment,
Teresa