El tema de la mujer en masonería es profundo en cuanto a su incardinación y ramificación, de modelo imitativo, pasó a paradigma colateral para terminar, solo de forma parcial, formando parte del diverso mundo masónico; y no fue Anderson quien dictaminó el veto de la mujer al trabajo, sino que este recogió como notario algo que ya había sentenciado la historia y la sociedad del momento, , ya que mirado todo ello con las gafas temporales que nos llevan al registro de la historia podemos ver que la presencia de la mujer ha sido en todo el espacio publico de la historia no existía, y que los únicos papeles aceptables han sido fundamentalmente los de mater amantísima o los de de puta, pasando por la encarnación más pasional de la maldad, y solo ocasionalmente ha podido ejercer de diosa o de heroína, tal vez como contrapunto y contraste.
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