De parones y aburrimientos

Publicado el 06 diciembre 2014 por Lya
Os voy a contar cosas de inglés. Sí. Que decía Bettie el otro día que una pena, oye, porque ahora con profesora cuerda y tal, adiós a las aventuras estrambóticas de esta servidora en las procelosas aguas del aprendizaje shakespiriano. 
Ja. Jaja. 
Lo de este año se resume en, básicamente, que no hacemos nada. Que como somos del C1 y la gramática ya está toda dada y para qué, y el libro, uf, muy extenso y para qué, y que mejor hablar... Total, que nada. 
Pero nada, nada. Se pasan las clases y salimos con la sensación de ¿para qué he venido? Y no es queja de Hermione, conste. Es algo que todos los classmates compartimos. 
Cuatro historias de la teacher sobre su viajada vida y su extenso curriculum (no tiene abuela, la mujer), tres presenteisions de esas que tenemos que hacer compulsory style, o sea, por los santos ovarios de la susodicha huérfana de ancestros, alguna historia de nuestro Paquirrín británico, esto es, el lector -cuando viene- que, por otro lado, es lo más interesante que tenemos, y algún vídeo random que vemos, y para de contar. 
Que me he puesto yo solita a estudiar el libro, no os digo más. Que no puedo con tanta freedom y tanto estilo libre a la hora de dar clase. Que seremos C1 pero yo noto que no avanzo y no puede ser. 
Claro, que se lo decimos a la teacher, mire usted, que nos notamos estancados, que hablamos el mismo inglés arapahoe que el año pasado, que esto ni sigüan ni gaitas... y nos dice que es normal, que hay estudios, sabéis, que aseguran que en el aprendizaje de idiomas se sube mucho durante un tiempo y, de repente, llega el parón. Y ahí te tienes que quedar, quieras o no, durante... ah, no se sabe. Pero que luego, si se insiste y tal, se empieza a subir de nuevo. Que es una cosa del cerebro y eso. Que tranquilidad y que a disfrutar y venga, otra presenteision de esas... 
Y ahí estamos, living la vida loca en el parón de nuestras vidas y desperdiciando horas de clase a lo loco. Que yo, YO, esta Hermione interior que os habla, se ha planteado dejar de ir. Os lo juro. En serio. Que tengo que provocar muchas conjunciones planetarias en la cabeza de my boss cada día de clase para poder tener ese ratico libre, como para salir después intocada por el conocimiento, hombre ya. 
De hecho, el otro día no fui. 
Lo sé, lo sé. 
Pero no se puede volver a repetir. Tengo que ir por varias razones, la principal que he pedido beca (se puede pedir si no estudias otra cosa) y aunque no confío en que me la concedan (aunque existe la posibilidad), se necesita un 80% de asistencia a clase para ser bendecida con la gracia. O sea, que garlic and water. 
Además me lo paso bien y me sirve de desconexión. A ratos, eso sí. Porque el otro día, sin ir más lejos, yo con un sueño en todo lo alto que se me caían los párpados, un aburrimiento interior que ni la princess Charlene de Mónaco al ver a su santo esposo, y dice la teacher que vamos a debatir sobre un tema interesantísimo... La edad de inicio de la educación de los nenes en España. Que si antes o después. Que si Finlandia. Que si tal, que si pascual. 
Entendedme, no digo yo que no sea interesante, que lo será. Seguro. Sí. Apasionante. Pero no tenía yo el día y casi perezco de sopor. Menos mal que la compa de al lado confundió el bálsamo de tigre que nos regala la teacher tras cada presenteision con cacao para los labios y tuvimos distracción. 
Sí, la teacher nos regala un bote de bálsamo de tigre cada vez que salimos a hablar delante del resto de la clase. 
¿Qué os habíais pensado? ¿Que me había tocado de verdad una profesora normal?
Jajaja...