La pandemia del Covid19 y el confinamiento, han creado nuevas oportunidades de negocio, a veces por casualidad. Como le ocurrió a este emprendedor de la Sierra Norte de Guadalajara, que ha puesto en marcha una granja experimental de “gusanos de pata negra”
La idea surgió por un comentario del abuelo, cuando de niño asaban bellotas en la chimenea. Al comer una, el joven notó un sabor crujiente y muy agradable; tostado entre la pulpa había un gusano blanco. ¡Que asco! Y escupió. Pues menudo manjar, dijo el abuelo ¡carne de bellota! Como el jamón de pata negra. En la posguerra nos peleábamos por una bellota así. Ahora que están de moda los menús con insectos, ahí hay un negocio con futuro.
Años después, aprovechando que se quedó sin trabajo, le dió forma a esa idea. Sitio y materia prima tenía, la casa y los encinares del pueblo. Tras dedicarle muchas horas al estudio de la bellota (la amarga de robles, quejigos y melojos no sirve) y al ciclo de vida del gusano (mensual), este otoño ha puesto en marcha una granja experimental.
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