De humor absurdo y mal educado es que el visitante quiera convertirse en anfitrión, tras haber rechazado la oportunidad cuántas veces se la han propuesto, y se empeñe en señalar cómo organizar la visita, reclamando toda la vajilla de la casa por tener más amigos que nadie aunque ninguno quiera tratos con él. Con este argumento y dos huevos duros, los geniales cómicos hubieran elaborado otra de sus comedias de humor absurdo, añadiéndole al personaje de Rajoy un puro mientras apoya los pies sobre la mesa, en actitud prepotente. Aunque esto último ya lo hizo el líder conservador cuando era ministro de administraciones públicas con Aznar y recibió a la consejera andaluza, Magdalena Álvarez, que le afeó fumar en una reunión que se suponía seria. Así era, y es, el señor Rajoy: tan faltón que hasta se permite negar el saludo al anfitrión.
De humor absurdo y mal educado es que el visitante quiera convertirse en anfitrión, tras haber rechazado la oportunidad cuántas veces se la han propuesto, y se empeñe en señalar cómo organizar la visita, reclamando toda la vajilla de la casa por tener más amigos que nadie aunque ninguno quiera tratos con él. Con este argumento y dos huevos duros, los geniales cómicos hubieran elaborado otra de sus comedias de humor absurdo, añadiéndole al personaje de Rajoy un puro mientras apoya los pies sobre la mesa, en actitud prepotente. Aunque esto último ya lo hizo el líder conservador cuando era ministro de administraciones públicas con Aznar y recibió a la consejera andaluza, Magdalena Álvarez, que le afeó fumar en una reunión que se suponía seria. Así era, y es, el señor Rajoy: tan faltón que hasta se permite negar el saludo al anfitrión.