Me ha sido imposible escribir estos días por agotamiento físico y mental. Mi chiquitín Ign ha decidido realizar la revolución egipcia en nuestra propia casa, y así sin avisar se ha transformado en un adolescente rebelde de 2 años recién cumplidos (ayer mismo).Un buen día estábamos todos descansando después de comer, Ign en su cuna y los demás en el salón, cuando de repente aparece el rebelde en el salón y con un simple 'Hola' se sentó a nuestro lado. Mi marido y yo nos cruzamos miradas de '¿pero que hace este aquí no estaba en su cuna?' y si, estaba en su cuna pero vio que era capaz de trepar y salir y salió y no volvió a entrar nunca más. Hemos tenido que quitarle la barra de la cuna para evitar que se abriera la crisma porque en la maniobra de escape llegaba a ponerse boca abajo frente al abismo (o sea el suelo). El ritual de acostarle es una pesadilla, simplemente no le da la gana quedarse en su cuarto, le dan igual los castigos, los gritos, las amenazas, las buenas palabras, se ríe de nosotros pero a carcajadas, entra en nuestro cuarto con los ojos cerrados, o cuando haces amago de levantarte se va corriendo mientras grita 'Alló a mir', o nos desconecta la antena de la tele o entra en el cuarto de su hermana o me copia mientras levanto el dedo de 'se acabó' o si le digo ya está se tapa la cara y dice 'no está' y así una y otra gracia que a las 11 de la noche no tienen ninguna gracia (bueno si la tiene pero encima me tengo que esconder para reírme)Y si, hemos probado la sábana fantasma y le costo dos minutos salir de ellaY ahora que está durmiendo la siesta debería despertarle pero está tan agusto ahí tirado en el suelo que me da pena, porque esa es otra, cuando se duerme lo hace en el suelo, pero eso no me sorprende porque irene también lo hacía y creo que yo también.