El Peque en la mochila Boba Air.
El otro día, La orquídea dichosa sorteó, gracias a Mochilas Portabebés, una mochila Boba Air. Yo no he porteado a ninguno de mis Trastos. Con el Mayor, dejé caer estando embarazada que me gustaría una mochila. Pero no llegó nunca. Con el Mediano no me hice ilusiones. Y con el Peque ni lo mencioné. ¿Por qué no me la compré yo? Pues en parte por desinformación y en parte porque no sabía el uso real que podría darle, ya que teníamos carrito de bebé, y gastarnos el dinero para no aprovecharla mucho nos echaba para atrás.
No sé si os pasa a vosotras, pero yo pensaba que sólo los bebés recién nacidos se pueden portear. El hecho de que nunca hubiera visto niños algo más creciditos porteados no me sacó de mi error. Porque sí que se pueden portear siendo más mayores. Mi mochila aguanta hasta 20 kg de peso. Vamos, que me da para llevar al Peque bastante tiempo.
Cuando se acercó el cumple del Peque, volví a dejarlo caer. Pero cayó en saco roto. Nadie se animó. En parte también por desconocimiento de cuál sería la más adecuada y dónde acudir para que les asesoraran bien y en parte porque, como yo antes, pensaban que estas mochilas eran para recién nacidos.
El caso es que me apunté al sorteo sin mucha fe, para qué negarlo, pues había mucha gente participando. Pues toma, ¡me tocó a mí! Y yo más feliz que una perdiz. Por fin iba a tener la mochila para portear a mi bebé-no-tan-bebé-ya. Os mentiría si no os digo que la esperaba como agua de mayo, como reza el dicho. Y llegó. Y me faltó tiempo para abrirla. Había leído que era súper fácil de poner, así que cuando vi tanto arnés suelto me asusté un poco. Pero un rápido vistazo a las instrucciones y mi intuición consiguieron que estuviera con el Peque colgado en menos de 5 minutos. La segunda vez lo conseguí en menos de uno
Una de las razones para desearla tanto era por el momento de ir a buscar a los Trastos mayores al cole. Soy de letras, así que ayudadme a contar. El Peque va en su carrito de paseo (dos manillares), recojo a los Trastos mayores (2) y dispongo sólo de mis manos (2). Total, que si doy la manos a mis dos hijos, no tengo manos con las que llevar el carro, si agarro el carro (imprescindible agarrar los dos manillares para que no se me vaya a un lado) no puedo dar la mano a los Mayores. Me faltan manos o me sobran niños y no, niños no me sobra ninguno. Tenía la idea de que, con el Peque en la mochila, tendría mis dos manos libres para ir con los dos Trastos mayores.
Bueno, pues cuando la probé superó todas mis expectativas. Voy a contaros los pros y los contras de mi mochila, la Boba Air, porque es la que tengo yo, pero se puede extrapolar a otras mochilas (¡importante que no sean las colgonas!).
CONTRAS:
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No es de algodón. Cuidado con los niños atópicos, sobre todo en primavera y verano, que es cuando llevan menos ropa cubriéndoles la piel.
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Como ahora llega el buen tiempo, he empezado a ponerme camisetas de manga corta y al Peque le ha dado por pellizcarme. Estando en la mochila tiene mis brazos a tiro y yo un montón de mini moratones… ¡ay!
PROS:
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La Boba Air se guarda fácilmente plegándola sobre sí misma y metiéndola en un bolsillo que ella misma trae. Ocupa lo mismo que un monedero grande y pesa mucho menos que éste.
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Tiene arneses, sí, pero como ya dije, son bastante intuitivos. A la segunda vez que te la pones, sabes exactamente cómo ponerlos.
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Como también he dicho, aguanta hasta los 20 kg. Esto significa, en mi caso, que puedo portear al Peque y al Mediano. Y por dos kilos no me da para portear también al Mayor
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Me deja las manos libres, lo que abre ante mí un sinfín de posibilidades. Puedo ir a buscar a los Mayores al colegio más rápida y más ágil (y eso que Torpe es mi segundo nombre
), puedo llevar algo en la mano (como una bolsa llena de la compra), puedo ir a comprar con el carro de la compra (en el que cabe mucho más que en la cesta del carrito de paseo), puedo ir al parque (donde sé que el Peque estará casi todo el tiempo en el césped) sin el carro, puedo… puedo… seguro que a vosotras se os ocurren más cosas . -
Al Peque le chifla. No sabía si estaría por la labor de dejarse portear después de ir siempre en el carro. Pues sí, va encantado. Es más, cuando me paro, él empieza a moverse, ¡está claro que el traqueteo le encanta!
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Y ahora una tontería que para mí es el mejor pro, quizás porque no me lo esperaba o quizás porque es el que me alegra el alma… El caso es que, desde que el Peque dejó la lactancia (él solito y sin presiones) allá por sus 8 meses, no había tenido muchos momentos en los que le sintiera realmente cerca. Acostumbrada a tenerle al pecho una hora fácil, el cuarto de hora en el que se toma el biberón a mí me sabe a poco. Como sus hermanos están pululando casi siempre, pues tampoco puedo estar todo lo que me gustaría con él en exclusiva. Pues bien, una de las cosas que me descubrió el porteo fue poder retomar esa sensación de tenerle muy cerca, como cuando lactaba o era un recién nacido que se podía tener en brazos mientras dormía. No puedo explicarlo bien, pero es casi como cuando te acurrucas junto a tu hijo tranquilamente y todo tu amor hacia él está a flor de piel y no quieres que ese momento termine nunca… ¿me entendéis? Pues esa es la sensación que tengo cuando porteo.
Si tenéis oportunidad, probad a portear. Si tenéis dudas, preguntad a quienes saben. Y si estáis indecisas, navegad por Internet y leed y mirad. Yo sólo os puedo decir que ojalá hubiera descubierto el porteo con el Mayor.
Por cierto, escribo esta entrada libremente. No es una entrada patrocinada ni era condición escribir sobre la mochila para participar en el sorteo. Simplemente, quería compartir con vosotros mi experiencia.