De profesión, piloto de pruebas

Publicado el 21 junio 2011 por Martinherzog
Cuando veo por televisión a los actuales pilotos de pruebas, siento un amargor recorriéndome, un recuerdo comparativo, visualizando a los sufrido buscadores de oro del viejo oeste, poseídos por la llamada “fiebre del oro”. Eran la gente más humilde y trabajadora que se podía echar uno a la cara en aquellos tiempos, pero también abundaban aventureros y ladrones, que se aprovechaban de la bonanza de los honrados que habían encontrado un filón, robándoles el oro, apropiándose de las tierras, o simplemente asesinando al buscador de pepitas, que no dejaba de ser un desgraciado a merced del capricho de la naturaleza y de los designios oscuros de los elementos, véase delincuentes y compradores de oro.
Pero actualicémonos unos ciento veinte años y fijémonos en los pilotos de pruebas de la F1. Hace muy pocos años, estos pilotos eran sobre los que caía la responsabilidad del desarrollo en la pista, de las pruebas que se hacían a los bólidos en los circuitos, pasando además a ser pilotos titulares en el caso de que el Montoya de turno se lesionase jugando al tenis. Había grandes especialistas en el asunto, como Pedro de la Rosa o Alex Wurz, pilotos que nunca demostraron gran desempeño en las carreras pero que eran incansables trabajadores, capaces de permanecer horas y horas subidos en el monoplaza, dedicados a una labor la mayoría de las veces ingrata.
Pero en la actualidad las pruebas están prohibidas. Entonces ¿para qué sirve un piloto de pruebas, aparte de para subirse en un simulador tipo play station y viajar con el equipo a las carreras, o sea, para ver mundo? La respuesta es que la pregunta es errónea, pues no hay que plantearse “para qué sirve”, sino “cuánto sirve”. Sí, equipos como Lotus Renault presentaron a principio de la temporada 2011 a sus pilotos probadores, Bruno Senna, Romain Grossjean, Luiz Razia, Davide Valsecchi y Ricardo Teixeira ¿no les parece curioso que tuviesen cinco pilotos probadores y que las pruebas estén prohibidas? Patrocinios se llama. Los pilotos probadores aportan dinero al equipo, a través de sus patrocinadores, generando un posible interés de las televisiones de sus países de origen, y finalmente, organizan unos bolos en los que dichos pilotos se pasean con sus monoplazas en sus respectivas tierras, que se pagan (y muy bien) a los propietarios del equipo.
Generalmente, los pilotos de pruebas solían ser los terceros pilotos de la escuadra, pero en la época actual eso no se aplica demasiado, porque esos pilotos son unas billeteras andantes que no son considerados por los patrones como buenos pilotos, y llegado el día en que se lesiona un piloto oficial, se dedican a buscar en el mercado de viejas glorias a algún piloto que peine canas y que garantice que no va a romper el coche en cada carrera. A Lotus Renault le sucedió a principio de temporada, cuando Robert Kubica se estrelló en un rallie y desecharon a Senna y a los demás para hacerse con los servicios de Nick Heidfeld.
Estos días ha sucedido lo mismo en la escudería Sauber, donde tras el accidente en Mónaco de Checo Pérez, el patrón, Peter Sauber, volvió la espalda al que era tercer piloto y piloto de pruebas, el mexicano Esteban Gutiérrez, para poner al volante de su segundo coche al español Pedro de la Rosa en Canadá. Recientemente, también han confirmado que de la Rosa será el sustituto de Pérez en Valencia si éste no logra recuperarse del accidente de Mónaco. Este caso es especialmente delicado para Sauber, porque le ha dado un guantazo a Carlos Slim, el que pone el dinero en la escudería, procedente de México. Vemos ahora a un vehículo adornado con publicidades mexicanas tales como “Visit México”, “Tequila José Cuervo” y “Telmex”, con un piloto del país azteca (Esteban Gutiérrez) que debería estar sentado en el monoplaza y que está en casita twitteando. ¿Les queda alguna duda de para qué está el piloto de pruebas en un equipo?
Lo que me llama la atención del caso Sauber es el poco ruido que ha hecho el propio Esteban Gutiérrez y el mismo Carlos Slim Domit, que viendo el interés por la F1 en su país diezmado a causa de la decisión de Peter Sauber, no ha impuesto a su piloto, al estilo Emilio Botín. Parece como si Slim le hubiese dicho a su pupilo “tranquilo, Esteban, que el año que viene compro el equipo y tendrás tu hueco, porque al japonés nos lo quitan de las manos, y Peter Sauber será mi empleado y hará lo que yo diga. Paciencia”.
Al final, de forma inmisericorde, el tiempo nos pone a cada uno en nuestro lugar, pero no deja de ser triste que la juventud del automovilismo, el futuro, sea tratada con esta total falta de consideración y respeto, más propia para mercancías o animales de granja que para personas.