Llegó la hora. El para mí ansiado momento de escribir sobre algo que me fascina. Tiene que ver con fútbol, faltaría más, pero no se trata de algo común, de nada que suceda dentro del terreno de juego, hoy mis palabras se trasladan a lo que acontece en el patio de butacas, de ese número doce que juega su partido desde la grada. Por consiguiente, lo que me gustaría es hablar sin tapujos de lo que nos ofrecen los grupos ultras. Dicho sea de paso y no en pocas ocasiones, el espectáculo que las aficiones nos brindan, supera con creces lo que nos depara el rectángulo de juego.
Pues bien, como dije antes, ha llegado la hora de romper una lanza en favor de los grupos 'Ultras' de nuestro país. Sí, estáis leyendo bien, hoy es una buena ocasión para defender algo que casi nadie hace. Es una humilde opinión, pero a mi modo de ver, todos nos hemos dejado llevar demasiado por 'nuestra prensa' sensacionalista, como la que ataca sin tapujos lo que les molesta y que ha convertido en una piñata a la que golpear con la esperanza de ver caer su medallita en forma de aplauso fácil o palmadita en la espalda. Todos sabemos a quién me quiero referir. Sí, a esos mismos que ríen a carcajadas si una 'abuela' insulta gravemente a un árbitro o miran para otro lado si un niño escupe en la espalda a un linier, pero que se nombran abanderados de la lucha contra la violencia en el deporte. El periodismo de moda... en fin.
No quiero dejarme llevar, ni mucho menos me he propuesto convencer a nadie, que todo lo que hacen estos grupos está bien, porque es falso. Aunque de igual manera me gustaría que no intentasen que todo lo que realicen cobre tintes dramáticos. Hay comportamientos violentos, por supuesto, censurables no solo en un campo de fútbol, sino en la vida en general, pero... ¿de verdad alguien piensa que las actuaciones a erradicar solo se producen en los fondos? ¿Alguien piensa, en serio, que el del paraguas en Gijón era de 'Ultra Boys', que el que agredió al linier en Los Carmenes era de 'Tercio Sur' o que el que lanzó la moneda a Pellegrini en el Calderón era del 'Frente Atlético'? Pues si alguien lo cree, yo le digo que no, que se confunde, esos comportamientos no dependen de que alguien sea Ultra o no lo sea, más bien depende de su inteligencia, o mejor dicho, de su falta de la misma, no hay más.
Aportan más de lo que restan, eso desde luego. A quien sino a ellos debemos las imágenes de tifos de nuestros equipos que la mayoría de nosotros tenemos en nuestros teléfonos móviles, pues sí señores, a ellos. Cuando hablamos de un campo con gran ambiente, de que el fútbol sea una fiesta en la que todos participamos, de animar hasta dejarse la garganta, ¿acaso alguien ha pensado que esos cánticos nacen desde tribuna? Todos sabemos que no, pero para muchos es mejor criticar cuando toca y luego subirse al carro cuando conviene.
He tenido la fortuna de ver fútbol en muchas ciudades, muchos estadios, y puedo decir sin miedo a equivocarme que, cuando más me he divertido dentro de un estadio, ha sido donde el público estaba volcado, donde la grada apretaba de lo lindo, a favor o en contra, eso no importa. En Coruña, Madrid, Salamanca, Bilbao, Barcelona, Granada, Pucela, Tenerife... casi ni recuerdo quien eran los rivales, pero lo que no me olvido es de la sensación que me produjeron las aficiones locales. Estoy convencido de ello, la grada juega y, en este caso, los grupos 'Ultra' son el jugador más destacado del equipo.