Entre mis libros preferidos destaca "Kafka en la orilla" de este mismo autor japonés, que tuve el placer de saborear hace año y medio o así, y ni que decir tiene que lo disfruté página a página. Me cautivó su manera de narrar la historia, sus personajes fantásticos, una mezcla curiosa entre la realidad y la ficción, con un interminable poder de imaginación (y no estoy exagerando).
Dejó en mí el firme convencimiento de continuar descubriéndole. Y me pregunto cómo he podido estar tanto tiempo sin leerme otro libro suyo.
Pero no ha sido por falta de ganas. Simplemente mi trabajo diario en la biblioteca hace que no pueda evitar sentirme atraída por los numerosos títulos y autores que van cayendo en mis manos. Os confieso que es un vicio inevitable para mí y al mismo tiempo creo que una suerte. Lo repito, un vicio…
Y esta especie de autobiografía, "memorias" como él la llama, me ha dado la oportunidad de conocerle algo mejor, sobre todo en sus dos facetas más importantes, la de escritor y la de corredor de fondo. Me ha permitido conocer como fueron sus comienzos en ambos aspectos, sus ideas, sentimientos, anécdotas divertidas, las satisfacciones y decepciones sufridas, así como enraizar en mí la certeza de que el trabajo con el cuerpo y con la mente son complementarios, se relacionan entre sí, porque ambos necesitan de una fuerte motivación interna.
En definitiva, nos describe la influencia que el esfuerzo invertido, en el hecho de correr a diario durante sus últimos 25 años de vida, ha supuesto en su cuerpo, en su mente y en su capacidad creativa como novelista.
“De qué hablo cuando hablo de correr” es un libro corto, ameno, que se lee en dos sentadas. Para titularlo, Murakami se ha inspirado en el volumen de relatos cortos de Raymond Carver “De que hablamos cuando hablamos de amor”
¿Cómo se convierte alguien en un novelista que corre?
Algunos párrafos y frases del libro:
“Yo no me hice novelista porque alguien me lo pidiera o me lo recomendara. Me hice novelista por iniciativa propia. Del mismo modo que, uno no se hace corredor porque alguien se lo recomiende. En esencia, uno se hace corredor sin más. Unas personas valen para unas cosas y otras para otras. Obligar a correr largas distancias a personas que no desean correr, o que por su constitución, no están hechas para ello, es una tortura sin sentido”
“Las diferencias generan pequeños roces cotidianos y, a veces, la combinación de varios de esos roces se transforma en un gran malentendido. Como consecuencia de ello, se reciben a veces críticas infundadas. Te puedes sentir profundamente herido. Sin embargo, a menudo que uno acumula años, poco a poco va adquiriendo conciencia de que esas heridas y esa dureza son en cierta medida necesarias, para la vida”
“Cuando recibo una crítica infundada de alguien, corro un poco más de distancia que de costumbre. De este modo me agoto un poco más. Entonces vuelvo a tomar conciencia de que soy una persona débil y con limitaciones. Me doy cuenta de ello de un modo físico y desde lo más hondo de mi ser. Cuando me enfado, oriento el enfado hacia mí. Cuando siento rabia, redirijo hacia mí esa rabia para intentar mejorar. Me esfuerzo por tragar todo ese silencio, para después intentar liberarlo en esos recipientes que son mis novelas, como una parte más de una historia”
“Ya he dicho que tiendo a engordar un poco en cuanto me abandono. Bien pensado, quizás esa tendencia a engordar con facilidad sea, por el contrario beneficiosa: me refiero a que, en mi caso, para no aumentar de peso he tenido que hacer intenso ejercicio a diario, cuidar mi alimentación y moderarme”
“La vida es esencialmente injusta. De eso no cabe la menor duda. Pero creo que incluso de las situaciones injustas es posible extraer lo que de “justicia haya en ellas”
“La mayoría de los métodos que conozco para escribir novelas, los he aprendido corriendo cada mañana. Tengo la impresión de que si, cuando decidí hacerme escritor, no se me hubiera ocurrido empezar a correr largas distancias, las obras que he escrito, serían sin duda bastante diferentes”
“El semblante de la gente que corre largas distancias es parecido en cualquier parte del mundo. Todos dan la impresión de pensar en algo. Tal vez no piensen en nada, pero parecen tener la mente fija en algo”
“¿Acaso nuestros sentimientos desaparecen y se pierden así sin más, de un modo tan frustrante, cuando muere nuestro cuerpo?”
“Los tiempos individuales, el puesto en la clasificación, tu apariencia, o como te valore la gente, no son más que cosas secundarias. Para un corredor como yo, lo importante es ir superando, con sus propias piernas y con firmeza, cada una de las metas. Quedarse convencido a su manera de que ha dado todo lo que tenía que dar y de que ha aguantado como debía. Ir extrayendo alguna enseñanza concreta de las alegrías y los fracasos”
“Si algún día quisieran grabarme un epitafio y pudiera elegir yo las palabras, me gustaría que dijera lo siguiente:
HARUKI MURAKAMI Escritor (y corredor) (1949-20??) Al menos aguantó sin caminar hasta el final
“Y por último quiero dedicar este libro a todos los corredores con los que hasta ahora me he cruzado por los caminos de todo el mundo, así como a todos los que alguna vez adelanté o me adelantaron en el curso de una carrera. Si no fuera por vosotros, sin duda yo no hubiera podido seguir corriendo hasta ahora”