En Malalai Joya, de 32 años de edad, no se sabe qué impresiona más. Si su serenidad, mezclada con algo de agotamiento, relatando la falta de derechos en Afganistán, su país, si el relato en sí mismo o lo que cuenta en el libro que acaba de presentar en España, “Una mujer contra los señores de la guerra” (Editorial Kailas). Probablemente, la combinación de las tres cosas.
Parece más mayor, no lleva maquillaje, tiene bolsas en los ojos y su aspecto es el de una mujer cansada (ha concedido muchas entrevistas) y ha sido diputada hasta que la expulsaron en 2007, por denunciar la presencia de criminales en el Parlamento afgano. Viste un traje de pantalón negro, algo raído, con dos chapas, una en cada solapa, pidiendo a la OTAN que pare y que acabe la ocupación en Afganistan. De gesto, más que serio, grave, se prepara para dar una conferencia en Casa Asia (Madrid), el pasado miércoles.
Hace ocho años, cuando Estados Unidos invadió su país, y se produjo el derrocamiento del régimen talibán Occidente pareció respirar tranquilo. Caían los bárbaros y se alzaba en el poder un hombre, Hamid Karzai. La democracia llegaba a un estado que antes había estado dominado por un único pensamiento. Y Karzai, de elegante aspecto (se alabó su indumentaria), simbolizaba esa imagen.
Pasado ese tiempo, esta mujer comienza su libro escribiendo: “Vengo de una tierra de tragedia llamada Afganistán”. Dice que hay “polvo en los ojos del mundo” cuando se vuelve la mirada hacia su país. Como si se contemplara a través de un tamiz acuoso y alguien metiera los dedos moviendo esa superficie líquida distorsionando la verdadera imagen. Y Malalai Joya ha optado por describir lo que allí ocurre y así habla:
La situación de la mujer no cambiará (Audio: la situación de las mujeres no cambiará)
Ocho años de guerra (Audio: ocho años de guerra)
En pleno siglo XXI la mujer sigue llevando burka (Audio: burka para la mujer del siglo XXI)
El resto está en el libro, 300 páginas de las que se desprenden dolor, denuncia, impotencia pero también fuerza, la que emana de esta mujer menuda, protegida por guardaespaldas, que no sólo habla por las mujeres afganas a las que se sigue atacando con ácido (dejarlas desfiguradas es la mejor marca) también lo hace para que Afganistán sea una verdadera democracia.
Y de un pre
En un libro así Adolf Hitler protagoniza varias páginas, no en vano es el protagonista, y sin embargo, Navarro es capaz de hablar de una de sus características principales: su imagen como gran estadista (Audio: un estadista al servicio del mal). Pero después de bucear en las miserias de 600 vidas y de dos años de trabajo, afirma el autor que lo que más le costó fue descubrir la situación que vivieron los niños. (Audio: guerra sufrida por los niños)
Para pensar, pero de otra forma, mucho más lúdica, es el libro de René Mayer “222 problemas con solución para ajedrecistas sin solución” (Editorial La Casa del Ajedrez)). Un manual divertido, y a veces socarrón, que plantea esa cantidad de situaciones en un tablero o lo que es lo mismo, cómo describir 222 jugadas de forma amena, con citas históricas, bromas y seriedad, mucha seriedad.
Y Stephenie Meyer sigue imparable, ante el estreno de la nueva película, su nuevo libro La segunda vida de Bree Tanner (Alfaguara) vuelve a copar la lista de los más vendidos siguiendo así la estela de los anteriores con más de 100 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo de la saga Crepúsculo.